Znaleziono 1372 Wyniki dla: guerra contra Moab

  • Los Israelitas salieron de allí y acamparon en las estepas de Moab, al otro lado del Jordán a la altura de Jericó. (Números 22, 1)

  • Se apoderó de los moabitas un gran terror al ver cuan numeroso era ese pueblo: cundió el pavor en Moab por temor a Israel. (Números 22, 3)

  • Los moabitas dijeron entonces a los ancianos de Madián: "¡Esa muchedumbre va a devorar toda la región, como el buey se come la hierba del campo!" En ese entonces era rey de Moab Balac, hijo de Sipor. (Números 22, 4)

  • Los ancianos de Moab partieron pues junto con los de Madián, con las manos llenas de regalos para el adivino, y llegaron a la casa de Balaam. Cuando le transmitieron las palabras de Balac, (Números 22, 7)

  • Balaam les dijo: "Alójense en mi casa por esta noche, y les responderé según lo que me diga Yavé". Los jefes de Moab se quedaron pues en casa de Balaam. (Números 22, 8)

  • Balaam le respondió a Dios: "Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, me manda este recado: (Números 22, 10)

  • Se levantaron entonces los jefes de Moab y retornaron donde Balac: "Balaam, dijeron, se niega a venir con nosotros." (Números 22, 14)

  • Balaam se levantó muy de mañana, ensilló su burra y se fue con los jefes de Moab. (Números 22, 21)

  • Estalló la cólera de Dios contra Balaam cuando todavía estaba en camino. El ángel de Yavé se paró en medio del caminmo para cerrarle el paso, mientras venía en su burra acompañado de dos sirvientes. (Números 22, 22)

  • La burra vio al ángel de Yavé; pasó a rozar el muro, aplastando el pie de Balaam contra la cerca, y Balaam le pegó de nuevo. (Números 22, 25)

  • Cuando Balac supo que venía Balaam, salió a su encuentro en Ar-Moab, en la frontera del Arnón en los límites de su territorio. (Números 22, 36)

  • Volvió pues donde Balac que seguía de pie junto a su holocausto con todos los jefes de Moab. (Números 23, 6)


“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina