Znaleziono 347 Wyniki dla: guerra de canaán
Escuchen ese rugido que viene de las montañas como de una inmensa muchedumbre. Escuchen el ruido de los reinos o de las naciones reunidas. Es Yavé de los Ejércitos, que pasa revista al ejército dispuesto para la guerra. (Isaías 13, 4)
Entonces habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán la lengua de Canaán, y que jurarán por Yavé de los Ejércitos. Y de ellas una se llamará Ciudad del Sol. (Isaías 19, 18)
Pues ellos vienen huyendo de las espadas, de las espadas afiladas, del arco listo para disparar, de la violencia de la guerra. (Isaías 21, 15)
Yavé extendió su mano sobre el mar para derribar a grandes potencias; él dio una orden referente a Canaán: Sus fortalezas serán destruidas. (Isaías 23, 11)
- «Yo me quedo sin cerca, ¿y de dónde me vienen esas malezas?» - «Yo mismo les haré la guerra y a todos les prenderé fuego; (Isaías 27, 4)
¡Pobres de aquellos que bajan a Egipto, por si acaso consiguen ayuda! Pues confían en la caballería, en los carros de guerra, que son numerosos, y en los jinetes, porque son valientes. ¿Por qué no hicieron caso del Santo de Israel y no consultaron a Yavé? (Isaías 31, 1)
El general les dijo: «Transmitan este recado a Ezequías. Así habla el rey de Asur: ¿En qué pones tu confianza? ¿Acaso crees que para hacer la guerra algunas delclaraciones reemplazan a la sabiduría y a la fuerza? (Isaías 36, 4)
Buscarás a tus contrarios, pero no los hallarás; serán totalmente derrotados, reducidos a la nada los que te hacían la guerra. (Isaías 41, 12)
Por eso les hizo sufrir el ardor de su enojo y los horrores de la guerra. Todo fue presa del fuego, pero ellos no entendieron; todo ha sido consumido, pero no prestaron atencion (Isaías 42, 25)
Pero ellos lo desobedecieron, y como causaban pena a su Espíritu Santo, se convirtió en su enemigo y él mismo les hizo la guerra. (Isaías 63, 10)
Ellos te declararán la guerra, pero no podrán vencerte, pues yo estoy contigo para ampararte -palabra de Yavé-.» (Jeremías 1, 19)
«¡Ay, qué dolores en todo mi interior, me duele el corazón! Me palpita tan fuerte que no puedo callarme. ¿No oyes, alma mía, el toque del clarín y el estruendo de la guerra? (Jeremías 4, 19)