Znaleziono 46 Wyniki dla: jardín

  • Lot miró y vio toda la llanura del Jordán, que era toda ella de regadío. Pues antes de que Yavé destruyera Sodoma y Gomorra, era como un jardín de Yavé, como el pais de Egipto viniendo de Soar. (Génesis 13, 10)

  • Cuando murió Manasés, lo sepultaron en el jardín de su casa, en el jardín de Uzza, y su hijo Amón reinó en su lugar. (2 Reyes 21, 18)

  • Lo sepultaron en su sepulcro, en el jardín de Uzza, y reinó en su lugar su hijo Josías. (2 Reyes 21, 26)

  • El rey, por su parte, se levantó furioso de la mesa y salió al jardín del palacio. Amán, entretanto, se quedó al lado de Ester para pedirle que le perdonara la vida, pues se daba cuenta que el rey ya había decidido su muerte. (Ester 7, 7)

  • Cuando regresó el rey del jardín, vio que Amán estaba inclinado sobre el sofá donde descansaba Ester. «¡¿Y todavía te atreves a violentar a la reina en mi propio palacio?!», gritó. Y a una orden suya le echaron a Amán un paño sobre la cabeza. (Ester 7, 8)

  • A la luz del sol crecía vigoroso y con sus ramas cubría el jardín. (Job 8, 16)

  • Un jardín cercado es mi hermana, mi novia, huerto cerrado y manantial bien guardado. (Cantar 4, 12)

  • Tu tierra regada da un jardín de granadas con abundancia de frutos exquisitos y de hierbas aromáticas. (Cantar 4, 13)

  • Yo, por mi parte no era más que un canalito del río, un arroyo que se pierde en un jardín. (Sirácides (Eclesiástico) 24, 30)

  • Pero pensé: "Voy a regar mi jardín, voy a rociar mis flores" ¡Y he aquí que mi arroyo se convirtió en un río, y mi río, en un mar! (Sirácides (Eclesiástico) 24, 31)

  • La generosidad, en cambio, es como un jardín de bendiciones, la misericordia permanece para siempre. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 17)

  • El temor del Señor es un jardín de bendiciones, protege mejor que todos los hombres. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 27)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina