Znaleziono 40 Wyniki dla: provincias
Ajab le preguntó: «¿Con qué tropas los derrotaré?» Respondió el profeta: «Con los jóvenes soldados de tus jefes de provincias, pues así lo ha dicho Yavé.» Ajab preguntó: «¿Quién será el atacante?» «Tú», respondió el profeta. (1 Reyes 20, 14)
Ajab pasó revista a los jóvenes de los jefes de las provincias, que eran doscientos treinta y dos. Luego hizo el censo de todos los hombres de su pueblo, llegando el total a siete mil. (1 Reyes 20, 15)
Cuando salieron los jóvenes de los jefes de provincias que formaban la vanguardia, alguien envió este mensaje a Ben-Hadad: «Están saliendo de Samaria algunas tropas.» (1 Reyes 20, 17)
Salieron, pues, de la ciudad aquellos jóvenes de los jefes de las provincias y el ejército detrás de ellos. (1 Reyes 20, 19)
Josías hizo desaparecer todas las abominaciones de las provincias en que vivían los hijos de Israel y obligó a todos los que se encontraban en Jerusalén a servir a Yavé, su Dios. Y mientras él vivió no se apartaron más de Yavé, el Dios de sus padres. (2 Crónicas 34, 33)
Que se investiguen los libros de la historia de tus padres, y en ellos verás que esta ciudad es una ciudad rebelde y molesta para los reyes y las provincias, y que en ella se han fomentado revueltas desde tiempos antiguos. Por esta razón precisamente ha sido destruida. (Esdras 4, 15)
Esto aconteció en tiempos de Asuero, aquel rey cuyo imperio compuesto de ciento veintisiete provincias se extendía desde el río Indos hasta Etiopía. (Ester 1, 1)
dio un gran banquete a todos sus ministros y cortesanos, a los generales del ejército de Persia y Media, a los grandes de su reino y a los gobernadores de las provincias. (Ester 1, 3)
Uno de los señores, llamado Memukán, pidió la palabra y dijo: «La reina Vasti no sólo ha ofendido al rey, sino también a nosotros, los grandes señores, y a todos tus súbditos en las provincias de tu imperio. (Ester 1, 16)
Envió, pues, el rey cartas a todas las provincias del imperio, escribiendo a cada una en su propia escritura y lengua, para que cada marido fuera el que mandara en su casa. (Ester 1, 22)
«Ordena que se busquen para el rey jovencitas solteras y bonitas y que para eso haya en todas las provincias del reino inspectores encargados de conducirlas a Susa, donde quedarán en la casa de las mujeres, bajo los cuidados de tu servidor Hegué, que es el administrador de esa casa. (Ester 2, 3)
Después, como homenaje a Ester, dio el rey un gran banquete a todos sus ministros y funcionarios, decretó un día feriado para todas las provincias y repartió regalos a manos llenas. (Ester 2, 18)