Znaleziono 570 Wyniki dla: sacrificios en el templo

  • Si se hubiera quedado en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, puesto que son otros, designados por la Ley, que ofrecen los sacrificios. (Carta a los Hebreos 8, 4)

  • Todo eso contiene una enseñanza para el tiempo presente: las ofrendas y sacrificios que se presentan a Dios no pueden llevar a la perfección interior a quienes los ofrecen. (Carta a los Hebreos 9, 9)

  • Tal vez fuera necesario purificar aquellas cosas que sólo son figuras de las realidades sobrenaturales; pero esas mismas realidades necesitan sacrificios más excelentes. (Carta a los Hebreos 9, 23)

  • La religión de la Ley tiene una sombra de los bienes por venir, pero no la verdadera figura de las cosas. Por eso no puede llevar a la perfección mediante los sacrificios a los que vuelven a ofrecerlos año tras año. (Carta a los Hebreos 10, 1)

  • De otro modo quedarían puros de una vez gracias a su culto; ya no se sentirían culpables de ningún pecado y dejarían de ofrecer sus sacrificios. (Carta a los Hebreos 10, 2)

  • Pero no, cada año estos sacrificios recuerdan sus pecados; (Carta a los Hebreos 10, 3)

  • Por eso, al entrar Cristo en el mundo dice: Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo. (Carta a los Hebreos 10, 5)

  • No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado, (Carta a los Hebreos 10, 6)

  • Comienza por decir: No quisiste sacrificios ni ofrendas, ni te agradaron holocaustos o sacrificios por el pecado. Y sin embargo esto es lo que pedía la Ley. (Carta a los Hebreos 10, 8)

  • Los sacerdotes están de servicio diariamente para cumplir su oficio, ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios, que nunca tienen el poder de quitar los pecados. (Carta a los Hebreos 10, 11)

  • Pues bien, si los pecados han sido perdonados, ya no hay sacrificios por el pecado. (Carta a los Hebreos 10, 18)

  • Nosotros tenemos una mesa sagrada en la cual no pueden sentarse los que todavía sirven en el Templo. (Carta a los Hebreos 13, 10)


“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina