Znaleziono 32 Wyniki dla: Ananías

  • El profeta Jeremías dijo al profeta Ananías: "¡Escucha bien, Ananías! El Señor no te ha enviado, y tú has infundido confianza a este pueblo valiéndote de una mentira. (Jeremías 28, 15)

  • El profeta Ananías murió ese mismo año, en el séptimo mes. (Jeremías 28, 17)

  • bajó a la casa del rey, a la sala del secretario, donde estaban sesionando todos los jefes: Elisamá, el secretario, Delaías, hijo de Semaías, Elnatán, hijo de Acbor, Guemarías, hijo de Safán, Sedecías, hijo de Ananías, y todos los demás jefes. (Jeremías 36, 12)

  • Y mientras estaba en la puerta de Benjamín, donde se encontraba un capitán de guardias llamado Jirías, hijo de Selemías, hijo de Ananías, este detuvo al profeta Jeremías, diciendo: "¡Vas a pasarte a los caldeos!". (Jeremías 37, 13)

  • Entre ellos se encontraban Daniel, Ananías, Misael y Azarías, que eran judíos. (Daniel 1, 6)

  • Pero el jefe de los eunucos les puso otros nombres: a Daniel lo llamó Beltasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac, y a Azarías, Abed Negó. (Daniel 1, 7)

  • Daniel dijo al guardia a quien el jefe de los eunucos había confiado el cuidado de Daniel, Ananías, Misael y Azarías: (Daniel 1, 11)

  • El rey conversó con ellos, y entre todos no se encontró ningún otro como Daniel, Ananías, Misael y Azarías. Ellos permanecieron al servicio del rey, (Daniel 1, 19)

  • Daniel se fue a su casa e informó del asunto a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, (Daniel 2, 17)

  • Ananías, Azarías y Misael, bendigan al Señor, ¡alábenlo y glorifíquenlo eternamente! (Daniel 3, 88)

  • Un hombre llamado Ananías, junto con su mujer, Safira, vendió una propiedad, (Hechos 5, 1)

  • Pedro le dijo: «Ananías, ¿por qué dejaste que Satanás se apoderara de ti hasta el punto de engañar al Espíritu Santo, guardándote una parte del dinero del campo? (Hechos 5, 3)


Por que a tentação passada deixa na alma uma certa perturbação? perguntou um penitente a Padre Pio. Ele respondeu: “Você já presenciou um tremor de terra? Quando tudo estremece a sua volta, você também é sacudido; no entanto, não necessariamente fica enterrado nos destroços!” São Padre Pio de Pietrelcina