Znaleziono 17 Wyniki dla: Miran

  • Porque sus ojos miran los caminos del hombre y él observa todos sus pasos: (Job 34, 21)

  • Desde allí está al acecho de su presa y sus ojos miran a lo lejos. (Job 39, 29)

  • Yo puedo contar todos mis huesos; ellos me miran con aire de triunfo, (Salmos 22, 18)

  • Los ojos del Señor miran al justo y sus oídos escuchan su clamor; (Salmos 34, 16)

  • ¿Por qué miran con envidia, montañas escarpadas, a la Montaña que Dios prefirió como Morada? ¡Allí el Señor habitará para siempre! (Salmos 68, 17)

  • Como los ojos de los servidores están fijos en las manos de su señor, y los ojos de la servidora en las manos de su dueña: así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros. (Salmos 123, 2)

  • En aquel día temblarán los guardianes de la casa y se encorvarán los hombres vigorosos; se detendrán las moledoras, que ya serán pocas, y se oscurecerán las que miran por las ventanas; (Eclesiastés 12, 3)

  • ¡Vuelve, vuelve Sulamita, vuelve, vuelve, para que te veamos! El Amado: ¿Por qué miran a la Sulamita, bailando entre dos coros? (Cantar 7, 1)

  • Los ojos del Señor miran a aquellos que lo aman: él es escudo poderoso y apoyo seguro, refugio contra el viento abrasador y el ardor del mediodía, salvaguardia contra el tropiezo y auxilio contra la caída. (Eclesiástico 34, 16)

  • Hay cítara y arpa, tamboriles y flautas y vino en sus banquetes; pero ellos no miran la acción del Señor ni ven la obra de sus manos. (Isaías 5, 12)

  • Se llenan de espanto, dolores y convulsiones los invaden, se retuercen como una parturienta, se miran unos a otros con estupor, sus rostros están encendidos como llamas. (Isaías 13, 8)

  • ¡Ay de los que bajan a Egipto para pedir ayuda, y buscan apoyo en los caballos! Ellos confían en los carros, porque son numerosos, y en los jinetes, porque son muy fuertes, pero no miran al Santo de Israel ni consultan al Señor. (Isaías 31, 1)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina