Znaleziono 599 Wyniki dla: entrada en el reino

  • Este compró una sábana, bajó el cuerpo de Jesús, lo envolvió en ella y lo depositó en un sepulcro cavado en la roca. Después, hizo rodar una piedra a la entrada del sepulcro. (Marcos 15, 46)

  • Y decían entre ellas: «¿Quién nos correrá la piedra de la entrada del sepulcro?». (Marcos 16, 3)

  • reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». (Lucas 1, 33)

  • Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. (Lucas 2, 36)

  • Pero él les dijo: «También a las otras ciudades debo anunciar la Buena Noticia del Reino de Dios, porque para eso he sido enviado». (Lucas 4, 43)

  • Entonces Jesús, fijando la mirada en sus discípulos, dijo: «¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! (Lucas 6, 20)

  • Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan, y sin embargo, el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él. (Lucas 7, 28)

  • Después, Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce (Lucas 8, 1)

  • y Jesús les dijo: «A ustedes se les ha concedido conocer los misterios del Reino de Dios; a los demás, en cambio, se les habla en parábolas, para que miren sin ver y oigan sin comprender. (Lucas 8, 10)

  • Y los envió a proclamar el Reino de Dios y a sanar a los enfermos, (Lucas 9, 2)

  • Pero la multitud se dio cuenta y lo siguió. Él los recibió, les habló del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser curados. (Lucas 9, 11)

  • Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver el Reino de Dios». (Lucas 9, 27)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina