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  • Pero el Faraón respondió: "Ustedes son unos holgazanes, sí, unos perfectos holgazanes. Por eso andan diciendo: ‘Déjanos ir a ofrecer sacrificios a nuestro Dios’. (Exodo 5, 17)

  • Los jefes de las familias de Israel fueron los siguientes: Los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, fueron Henoc, Palú, Jesrón y Carmí. Estos son los clanes de Rubén. (Exodo 6, 14)

  • Los hijos de Simeón fueron Iemuel, Iamín, Ohad, Iaquín, Sójar y Saúl, el hijo de la cananea. Estos son los clanes de Simeón. (Exodo 6, 15)

  • Los nombres de los hijos de Leví, con sus descendientes, fueron estos: Gersón, Quehat y Merarí. Leví vivió ciento treinta y siete años. (Exodo 6, 16)

  • Los hijos de Gersón fueron Libní y Simei con sus clanes. (Exodo 6, 17)

  • Los hijos de Merarí fueron Majlí y Musí. Estos son los clanes de Leví con sus descendientes. (Exodo 6, 19)

  • Aarón se casó con Eliseba, hija de Aminadab y hermana de Najsón; de ella le nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. (Exodo 6, 23)

  • Los hijos de Coré fueron Asir, Elcaná y Abiasaf. Estos son los clanes de los coreítas. (Exodo 6, 24)

  • Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de Putiel, que fue madre de Pinjás. Estos son los jefes de las familias levíticas, con sus respectivos clanes. (Exodo 6, 25)

  • Moisés y Aarón son los mismos que recibieron del Señor la orden de sacar de Egipto a los israelitas, distribuidos en grupos. (Exodo 6, 26)

  • Ellos fueron los que hablaron al Faraón, el rey de Egipto, para hacer salir a los israelitas. Son los mismos Moisés y Aarón. (Exodo 6, 27)

  • Moisés respondió: "Eso no puede ser. Porque los sacrificios que nosotros ofreceremos al Señor, nuestro Dios, son una abominación para los egipcios. Y si nos ven ofrecer sacrificios que ellos consideran abominables, nos matarán a pedradas. (Exodo 8, 22)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina