Znaleziono 56 Wyniki dla: Asur

  • ¡Ay, Asur, bastón de mi ira, vara que mi furor maneja! (Isaías 10, 5)

  • Pues bien, cuando hubiere dado remate el Señor a todas sus empresas en el monte Sión y en Jerusalén, pasará revista al fruto del engreimiento del rey de Asur y al orgullo altivo de sus ojos. (Isaías 10, 12)

  • Por tanto, así dice el Señor Yahveh Sebaot: «No temas, pueblo mío que moras en Sión, a Asur que con la vara te da golpes y su bastón levanta contra ti (en el camino de Egipto). (Isaías 10, 24)

  • Aquel día volverá el Señor a mostrar su mano para recobrar el resto de su pueblo que haya quedado de Asur y de Egipto, de Patrós, de Kus, de Elam, de Senaar, de Jamat y de las islas del mar. (Isaías 11, 11)

  • habrá un camino real para el resto de su pueblo que haya sobrevivido de Asur, como lo hubo para Israel, cuando subió del país de Egipto. (Isaías 11, 16)

  • Quebrantaré a Asur en mi tierra, sobre mis montes le pisotearé. Se apartará su yugo de sobre ellos, su fardo de sobre sus hombros se apartará.» (Isaías 14, 25)

  • Aquel día habrá una calzada desde Egipto a Asiria. Vendrá Asur a Egipto y Egipto a Asiria, y Egipto servirá a Asur. (Isaías 19, 23)

  • Aquel día será Israel tercero con Egipto y Asur, objeto de bendición en medio de la tierra, (Isaías 19, 24)

  • pues le bendecirá Yahveh Sebaot diciendo: «Bendito sea mi pueblo Egipto, la obra de mis manos Asur, y mi heredad Israel.» (Isaías 19, 25)

  • El año en que vino el copero mayor a Asdod - cuando le envió Sargón, rey de Asur, y atacó a Asdod y la tomó -, (Isaías 20, 1)

  • así conducirá el rey de Asur a los cautivos de Egipto y a los deportados de Kus, mozos y viejos, desnudos, descalzos y nalgas al aire - desnudez de Egipto. (Isaías 20, 4)

  • Y dirán los habitantes de esta costa aquel día: «Ahí tenéis en qué ha parado la esperanza nuestra, adonde acudíamos en busca de auxilio para librarnos del rey de Asur. Pues ¿cómo nos escaparemos nosotros? (Isaías 20, 6)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina