Znaleziono 991 Wyniki dla: Gad

  • porque os está añorando a todos vosotros y anda angustiado porque sabe que ha llegado a vosotros la noticia de su enfermedad. (Filipenses 2, 26)

  • Pero lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. (Filipenses 3, 7)

  • Por lo demás, desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante. (Filipenses 3, 16)

  • con tal que permanezcáis sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oísteis, que ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo y del que yo, Pablo, he llegado a ser ministro. (Colosenses 1, 23)

  • de la cual he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en orden a vosotros para dar cumplimiento a la Palabra de Dios, (Colosenses 1, 25)

  • sino que así como hemos sido juzgados aptos por Dios para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos, no buscando agradar a los hombres, sino a Dios que examina nuestros corazones. (I Tesalonicenses 2, 4)

  • De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos. (I Tesalonicenses 2, 8)

  • Ocúpate en estas cosas; vive entregado a ellas para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. (I Timoteo 4, 15)

  • La que, en cambio, está entregada a los placeres aunque viva, está muerta. (I Timoteo 5, 6)

  • Si alguien no tiene cuidado de los suyos, principalmente de sus familiares, ha renegado de la fe y es peor que un infiel. (I Timoteo 5, 8)

  • Los pecados de algunas personas son notorios aun antes de que sean investigados; en cambio los de otras, lo son solamente después. (I Timoteo 5, 24)

  • está cegado por el orgullo y no sabe nada; sino que padece la enfermedad de las disputas y contiendas de palabras, de donde proceden las envidias, discordias, maledicencias, sospechas malignas, (I Timoteo 6, 4)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina