Znaleziono 330 Wyniki dla: Vino de la Ira/page/23

  • Noé tenía seiscientos años cuando vino el diluvio sobre la tierra. (Génesis 7, 6)

  • Bebió de su vino, se emborrachó y se quedó desnudo en el interior de la tienda. (Génesis 9, 21)

  • Uno de los fugitivos vino a informar a Abrán, el hebreo, que habitaba en el encinar de Mambré, el amorreo, hermano de Escol y Aner, aliados de Abrán. (Génesis 14, 13)

  • Melquisedec, rey de Salén, sacó pan y vino; era él sacerdote del Dios altísimo, y (Génesis 14, 18)

  • Ellos le respondieron: "¡Quítate de ahí!". Y se decían: "Éste vino aquí como emigrante, y quiere constituirse en juez; haremos contigo peor que con ellos". Le empujaron violentamente y trataron de romper la puerta. (Génesis 19, 9)

  • Sara murió en Quiriat Arbá, o sea Hebrón, en tierra de Canaán. Abrahán vino a llorar a Sara y a hacer duelo por ella. (Génesis 23, 2)

  • Abimelec vino a verle desde Guerar, acompañado de Ajuzat, su consejero, y de Picol, jefe de su ejército. (Génesis 26, 26)

  • Entonces le dijo: "Acércame la caza para que coma y después te bendiga". Jacob se la acercó y comió; le trajo también vino y bebió. (Génesis 27, 25)

  • Isaac le respondió: "Yo le he constituido señor tuyo y le he dado por siervos a todos sus hermanos; le he provisto de trigo y de vino, ¿qué puedo hacer ahora por ti, hijo mío?". (Génesis 27, 37)

  • Jacob levantó una estela en el lugar en que Dios le había hablado; una estela de piedra, sobre la que vertió vino y aceite. (Génesis 35, 14)

  • Él ata a la vid su pollino y a la cepa el hijo de su asna. Él lava en el vino su vestido y en sangre de uvas su manto. (Génesis 49, 11)

  • Sus ojos, bermejos del vino, y sus dientes, blancos de la leche. (Génesis 49, 12)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina