Znaleziono 552 Wyniki dla: cielo

  • Cuando se cierre el cielo y no haya lluvia por haber pecado contra ti, si rezan en este lugar, te confiesan su pecado y se arrepienten a causa de tu castigo, (I Reyes 8, 35)

  • escucha tú en el cielo, perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enséñales el buen camino por donde deben andar y manda la lluvia sobre la tierra que le diste en heredad. (I Reyes 8, 36)

  • escúchala tú desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona; da a cada uno según su conducta, pues sólo tú conoces el corazón de todos los hombres; (I Reyes 8, 39)

  • escúchale tú en el cielo, lugar de tu morada, y haz todo lo que ese extranjero te haya pedido, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman, como tu pueblo Israel, y reconozcan que tu nombre es invocado en este templo que he construido. (I Reyes 8, 43)

  • escucha tú en el cielo su oración y súplica y hazles justicia. (I Reyes 8, 45)

  • escucha tú en el cielo, lugar de tu morada, su oración y súplica; hazles justicia, (I Reyes 8, 49)

  • Al terminar de hacer al Señor esta oración y súplica, Salomón se levantó de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado, y con las manos levantadas hacia el cielo, (I Reyes 8, 54)

  • Al que de la casa de Jeroboán muera en la ciudad lo comerán los perros; al que muera en el campo lo comerán las aves del cielo. Porque así lo ha dicho el Señor. (I Reyes 14, 11)

  • Al que de Basá muera en la ciudad lo comerán los perros, y al que muera en el campo lo comerán las aves del cielo". (I Reyes 16, 4)

  • Y en unos instantes el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó una lluvia abundante. Ajab montó en su carro y fue a Yezrael. (I Reyes 18, 45)

  • Al que de Ajab muera en la ciudad le comerán los perros, y al que muera en el campo le comerán las aves del cielo". (I Reyes 21, 24)

  • Miqueas replicó: "Escucha la palabra del Señor: He visto al Señor sentado en su trono y a toda la corte del cielo alineada a su derecha y a su izquierda. (I Reyes 22, 19)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina