Znaleziono 251 Wyniki dla: cuatro jinetes

  • Yo miré y vi que había cuatro ruedas al lado de los querubines, una junto a cada uno. El aspecto de las ruedas brillaba como el crisólito. (Ezequiel 10, 9)

  • Y las cuatro ruedas tenían el mismo aspecto: parecía que estaban una dentro de otra. (Ezequiel 10, 10)

  • Al moverse giraban en los cuatro sentidos sin volverse en su dirección, porque se movían hacia el lado donde daba la cabeza, sin volverse en su dirección. (Ezequiel 10, 11)

  • Todo su cuerpo, su espalda, sus manos y sus alas, así como las ruedas, estaban cuajadas de ojos todo alrededor, y cada uno de los cuatro tenía su propia rueda. (Ezequiel 10, 12)

  • Cada uno tenía cuatro caras. La primera era de querubín, la segunda de hombre, la tercera de león y la cuarta de águila. (Ezequiel 10, 14)

  • Tenían cada uno cuatro caras y cuatro alas, y bajo las alas algo que parecían manos humanas. (Ezequiel 10, 21)

  • Esto dice el Señor Dios: "Cuando yo mande contra Jerusalén estos cuatro azotes: espada, hambre, animales feroces y peste para exterminar de ella hombres y animales, (Ezequiel 14, 21)

  • Pues esto dice el Señor Dios: Yo traigo, por el norte, sobre Tiro a Nabucodonosor, rey de Babilonia, rey de reyes, con caballos, carros, jinetes y gran número de tropas. (Ezequiel 26, 7)

  • La nube de sus caballos te cubrirá de polvo; al estrépito de sus jinetes, sus carros y sus carretas vacilarán tus murallas, cuando entre él por tus puertas como se entra en una ciudad expugnada. (Ezequiel 26, 10)

  • Entonces él me dijo: "Profetiza al espíritu, profetiza, hijo de hombre, y di al espíritu: Esto dice el Señor Dios: ¡Ven, espíritu, de los cuatro vientos y sopla sobre estos muertos para que revivan!". (Ezequiel 37, 9)

  • era de cuatro metros, y sus pilares de un metro. El vestíbulo del pórtico estaba situado hacia el interior. (Ezequiel 40, 9)

  • A cada lado del pórtico, cuatro mesas: ocho en total, sobre las que se degollaban las víctimas, (Ezequiel 40, 41)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina