Znaleziono 921 Wyniki dla: destrucción de jerusalén

  • Joab se puso en marcha, fue a Guesur, y trajo a Absalón a Jerusalén. (II Samuel 14, 23)

  • Absalón vivió dos años en Jerusalén sin ver al rey. (II Samuel 14, 28)

  • pues cuando estaba en Guesur, en Arán, hice este voto: Si el Señor me permite volver a Jerusalén, ofreceré al Señor un sacrificio en Hebrón". (II Samuel 15, 8)

  • De Jerusalén habían ido con Absalón doscientos hombres invitados por él, que iban de buena fe, sin saber nada. (II Samuel 15, 11)

  • Entonces dijo David a todos sus servidores que estaban con él en Jerusalén: "Levantaos y huyamos, porque no podremos escapar de Absalón. Daos prisa a salir, no sea que venga a toda prisa, nos sorprenda, haga caer sobre nosotros el mal y pase la ciudad a filo de espada". (II Samuel 15, 14)

  • Sadoc y Abiatar volvieron con el arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allí. (II Samuel 15, 29)

  • Jusay, amigo de David, entró en la ciudad cuando Absalón llegaba a Jerusalén. (II Samuel 15, 37)

  • El rey le preguntó: "¿Dónde está el hijo de tu señor?". Sibá contestó al rey: "Se ha quedado en Jerusalén, porque se dijo: Hoy me devolverá la casa de Israel el reino de mi padre". (II Samuel 16, 3)

  • Absalón entró en Jerusalén con todos los hombres de Israel. Ajitófel estaba con él. (II Samuel 16, 15)

  • Llegaron los servidores de Absalón, entraron en la casa de la mujer y le preguntaron: "¿Dónde están Ajimás y Jonatán?". La mujer les contestó: "Pasaron en dirección al río". Los buscaron y, al no encontrarlos, se volvieron a Jerusalén. (II Samuel 17, 20)

  • y le dijo: "¡Que mi señor no me tenga en cuenta la falta y que no recuerde el delito que cometió tu siervo el día en que mi señor, el rey, salía de Jerusalén! Que el rey no lo tome a pecho. (II Samuel 19, 20)

  • Cuando llegó de Jerusalén ante el rey, éste le preguntó: "¿Por qué no viniste conmigo, Meribaal?". (II Samuel 19, 26)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina