Znaleziono 588 Wyniki dla: maná del cielo

  • escucha tú en el cielo, perdona el pecado de tu pueblo Israel, y vuélvelo a la tierra que diste a sus padres. (I Reyes 8, 34)

  • Cuando se cierre el cielo y no haya lluvia por haber pecado contra ti, si rezan en este lugar, te confiesan su pecado y se arrepienten a causa de tu castigo, (I Reyes 8, 35)

  • escucha tú en el cielo, perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, enséñales el buen camino por donde deben andar y manda la lluvia sobre la tierra que le diste en heredad. (I Reyes 8, 36)

  • escúchala tú desde el cielo, lugar de tu morada, y perdona; da a cada uno según su conducta, pues sólo tú conoces el corazón de todos los hombres; (I Reyes 8, 39)

  • escúchale tú en el cielo, lugar de tu morada, y haz todo lo que ese extranjero te haya pedido, para que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman, como tu pueblo Israel, y reconozcan que tu nombre es invocado en este templo que he construido. (I Reyes 8, 43)

  • escucha tú en el cielo su oración y súplica y hazles justicia. (I Reyes 8, 45)

  • escucha tú en el cielo, lugar de tu morada, su oración y súplica; hazles justicia, (I Reyes 8, 49)

  • Al terminar de hacer al Señor esta oración y súplica, Salomón se levantó de delante del altar del Señor, donde estaba arrodillado, y con las manos levantadas hacia el cielo, (I Reyes 8, 54)

  • Al que de la casa de Jeroboán muera en la ciudad lo comerán los perros; al que muera en el campo lo comerán las aves del cielo. Porque así lo ha dicho el Señor. (I Reyes 14, 11)

  • Al que de Basá muera en la ciudad lo comerán los perros, y al que muera en el campo lo comerán las aves del cielo". (I Reyes 16, 4)

  • Y en unos instantes el cielo se oscureció con nubes y viento, y cayó una lluvia abundante. Ajab montó en su carro y fue a Yezrael. (I Reyes 18, 45)

  • Al que de Ajab muera en la ciudad le comerán los perros, y al que muera en el campo le comerán las aves del cielo". (I Reyes 21, 24)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina