3. ¿Acaso tus ojos, Señor, no están puestos en la verdad? Tú los golpeaste, y no les dolió, los exterminaste, y rehusaron aceptar la lección; endurecieron su rostro más que una roca, no quisieron convertirse.





“A cada vitória sobre o pecado corresponde um grau de glória eterna”. São Padre Pio de Pietrelcina