2. Como los ojos de los servidores están fijos en las manos de su señor, y los ojos de la servidora en las manos de su dueña: así miran nuestros ojos al Señor, nuestro Dios, hasta que se apiade de nosotros.





“Reze, reze! Quem muito reza se salva e salva os outros. E qual oração pode ser mais bela e mais aceita a Nossa Senhora do que o Rosario?” São Padre Pio de Pietrelcina