Apocalipsis, 1
12. Me volví a ver qué voz era la que me hablaba y al volverme, vi siete candeleros de oro,
12. Me volví a ver qué voz era la que me hablaba y al volverme, vi siete candeleros de oro,
“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina