11. Y la humareda de su tormento se eleva por los siglos de los siglos; no hay reposo, ni de día ni de noche, para los que adoran a la Bestia y a su imagen, ni para el que acepta la marca de su nombre.»





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina