47. La mujer, al verse descubierta, se acercó toda temblando, se postró a sus pies y contó ante todo el pueblo por qué lo había tocado y cómo se había curado instantáneamente.





“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina