Salmos, 122
2. Ya estamos en tus puertas, oh Jerusalén:
2. Ya estamos en tus puertas, oh Jerusalén:
El Salmo 122 es una canción de peregrinación que celebra la alegría y el honor de adorar a Dios en el templo en Jerusalén. Es una invitación para que todos se reúnan para adorar al Señor en un solo lugar y expresa la paz y la prosperidad que Jerusalén disfruta cuando la gente está unida en la adoración. Los siguientes son cinco versos relacionados con los temas cubiertos en el Salmo 122:
Salmo 133:1 - "¡Oh! ¡Qué bien y qué suaves son los hermanos en la unidad!" Este versículo expresa la importancia de la unión del pueblo de Dios, y cuán bueno y agradable cuando los hermanos viven en armonía.
Isaías 2:3 - Y muchos pueblos vendrán, y dirán, ven, subimos al Monte del Señor, a la Casa del Dios de Jacob, para que podamos enseñarnos sus formas, y caminamos en sus caminos; y de Jerusalén la Palabra del Señor ". Este versículo se relaciona con la alegría de adorar a Dios en un solo lugar, y cómo las personas se reunirán en Jerusalén para aprender la Palabra del Señor.
Salmo 135:21 - "Bendito sea el Señor desde Sión, que habita en Jerusalén. Alabado al Señor". Este versículo se relaciona con el honor de adorar a Dios en el templo en Jerusalén, que es un lugar de bendición y alabanza.
Salmo 48:2 - "Grande es el Señor y muy digno de ser alabado, en la ciudad de nuestro Dios, en su santo monte". Este versículo también se relaciona con el honor de adorar a Dios en el templo en Jerusalén, y cómo Dios es digno de alabanza y adoración en todas partes.
Nehemías 8:1 - "Y toda la gente se reunió como un hombre en la plaza, ante la puerta de las aguas; y le dijeron a Ezra, el escriba, que trajo el libro de la ley de Moisés, que el Señor había ordenado a Israel " Este versículo habla sobre el pueblo de Dios que se reúne en un solo lugar para escuchar la Palabra de Dios, que se relaciona con la alegría y la importancia de adorar al Señor en la unidad.
“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina