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Al este, frente a la Morada, delante de la Tienda de las Citas hacia oriente, acampaban Moisés y Aarón con sus hijos, que estaban en cargados del Santuario en nombre de los hijos de Israel. Cualquier laico que se acercara, sería muerto. (Números 3, 38)
Lo mismo vale para el extranjero y para cualquier persona que viva con ustedes: seguirá esta norma igual que ustedes cuando ofrezca a Yavé un sacrificio por el fuego de agradable olor, y esto será de generación en generación. (Números 15, 14)
Lo comerás en un lugar santísimo. Cualquier varón lo podrá comer; la considerarás como una cosa santa. (Números 18, 10)
Tuyo será también lo que se reserva de las ofrendas de los israelitas, de cualquier ofrenda mecida; te lo doy a ti, a tus hijos y a tus hijas como ley perpetua. Cualquiera que esté puro en tu casa, lo podrá comer. (Números 18, 11)
Te pertenecerá el primogénito de cualquier ser viviente, sea de hombre o de animal, ofrecido a Yavé. Tú harás solamente el rescate del primogénito de hombre, así como del primerizo de un animal impuro. (Números 18, 15)
Pondrán comérselo en cualquier parte, ustedes y su familias: es su salario por el servicio que prestarán en la Tienda de las Citas. (Números 18, 31)
El que toque a un muerto, a cualquier cadáver humano, quedará impuro durante siete días. (Números 19, 11)
Cualquier tiesto abierto que no tenga una tapa amarrada, quedará impuro. (Números 19, 15)
Cualquier voto o compromiso con el que la mujer se quiere mortificar, lo ratifica y anula el marido. (Números 30, 14)
Y, de la mitad del botín correspondiente a los hijos de Israel, separarás uno por cada cincuenta, sean hombres, bueyes, burros y ovejas, cualquier clase de animales, y se lo darás a los levitas que están encargados del ministerio de la Morada de Yavé.» (Números 31, 30)
Pero si lo hirió por inadvertencia y sin enemistad, o si le lanzó cualquier objeto sin mala intención, (Números 35, 22)
En cualquier caso de homicidio, se dará muerte al asesino, según declaración de los testigos, pero un solo testigo no bastará para condenar a muerte a una persona. (Números 35, 30)