Encontrados 85 resultados para: Entero
Daniel se distinguía entre los ministros y los gobernadores porque en él había un espíritu extraordinario y el rey se proponía ponerlo al frente del reino entero (Daniel 6, 4)
Quiero reunir a Jacob entero, y recoger el resto de Israel. Los pondré como un rebaño en el corral, como rebaño en medio del pastizal, como una multitud alegre. (Miqueas 2, 12)
¡Levántate, pues, y aplástalos con tus pies, hija de Sión, porque te pondré cuernos de hierro, y pezuñas de bronce para que tritures a muchos pueblos! Entonces consagrarás sus despojos a Yavé, y sus riquezas serán para el Señor del mundo entero. (Miqueas 4, 13)
El me explicó: «Son los dos Ungidos con aceite fresco que están ante el Señor del mundo entero.» (Zacarías 4, 14)
y su respuesta fue: «Estos marchan en dirección de los cuatro puntos cardinales después de haberse presentado al Señor del mundo entero. Los caballos rojos se dirigen al oriente, (Zacarías 6, 5)
El país entero se transformará en una planicie, desde Gueba, en el norte, hasta Rimón, en el Negueb. Jerusalén, en cambio, sera alzada en su mismo lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la antigua puerta; es decir, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Jananeel hasta los lagares del rey. (Zacarías 14, 10)
¿De qué le serviría a uno ganar el mundo entero si se destruye a sí mismo? ¿Qué dará para rescatarse a sí mismo? (Evangelio según San Mateo 16, 26)
Decían: «Estos últimos apenas trabajaron una hora, y los consideras igual que a nosotros, que hemos aguantado el día entero y soportado lo más pesado del calor.» (Evangelio según San Mateo 20, 12)
Esta Buena Nueva del Reino será proclamada en el mundo entero, y todas las naciones oirán el mensaje; después vendrá el fin. (Evangelio según San Mateo 24, 14)
El pueblo entero estaba reunido ante la puerta. (Evangelio según San Marcos 1, 33)
Una mujer, cuya hija estaba en poder de un espíritu malo, se enteró de su venida y fue en seguida a arrodillarse a sus pies. (Evangelio según San Marcos 7, 25)
¿De qué le sirve a uno si ha ganado el mundo entero, pero se ha destruido a sí mismo? (Evangelio según San Marcos 8, 36)