Encontrados 85 resultados para: Entero
Ante todo doy gracias a mi Dios, por medio de Cristo Jesús, por todos ustedes, pues su fe es alabada en el mundo entero. (Carta a los Romanos 1, 8)
Pero sabemos que todo lo que dice la Escritura está dicho para el mismo pueblo que recibió la Ley. Que todos, pues, se callen y el mundo entero se reconozca culpable ante Dios. (Carta a los Romanos 3, 19)
Por mi parte, de buena gana gastaré lo que tengo y hasta me entregaré entero por todos ustedes. Amándolos más, ¿seré yo menos amado? (2º Carta a los Corintios 12, 15)
en vez de mantenerse en contacto estrecho con aquel que es la cabeza. El mantiene la unidad del cuerpo entero por un conjunto de nervios y ligamentos, y le da firmeza haciéndolo crecer según Dios. (Carta a los Colosenses 2, 19)
Ahora te doy una orden en presencia del Dios que da vida al universo entero, y de Cristo Jesús, que dio su magnífico testimonio ante Poncio Pilato: (1º Carta a Timoteo 6, 13)
El es la víctima por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino por los del mundo entero. (1º Carta de Juan 2, 2)
Sabemos que somos de Dios, mientras el mundo entero está bajo el poder del Maligno. (1º Carta de Juan 5, 19)
Has guardado mis palabras, que ponen a prueba la constancia, pues yo te protegeré en la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero y que probará a los habitantes de la tierra. (Apocalipsis 3, 10)
El dragón grande, la antigua serpiente, conocida como el Demonio o Satanás, fue expulsado; el seductor del mundo entero fue arrojado a la tierra y sus ángeles con él. (Apocalipsis 12, 9)
Estos son espíritus diabólicos que pueden hacer milagros, y se dirigen a los reyes del mundo entero para convocarlos para la batalla del gran día de Dios, el Todopoderoso. (Apocalipsis 16, 14)
En su frente se podía leer su nombre, escrito en forma cifrada: Babilonia la Grande, la madre de las prostitutas y de los abominables ídolos del mundo entero. (Apocalipsis 17, 5)
Esa mujer que has visto es la Gran Ciudad, la que reina sobre los reyes del mundo entero.» (Apocalipsis 17, 18)