Encontrados 611 resultados para: Mano
«Pon la mano en tu boca y ven con nosotros. Serás para nosotros padre y sacerdote. ¿Prefieres ser sacerdote en la casa de un particular o ser sacerdote de una tribu de Israel?» (Jueces 18, 19)
Cuando alguien ofrecía un sacrificio, y mientras se estaba cociendo la carne, venía el mozo del sacerdote con un tenedor de tres dientes en la mano, (1 Samuel 2, 13)
Después de esto, la mano de Yavé cayó pesadamente sobre los asdodeos e hizo estragos, hiriéndolos con tumores, en Asdod, y por toda su comarca. (1 Samuel 5, 6)
Al ver lo que pasaba, los asdodeos dijeron: «Que no quede entre nosotros el Arca del Dios de Israel, porque su mano se hizo pesada sobre nosotros y contra el dios Dagón.» (1 Samuel 5, 7)
Pero apenas entró en Gat, la mano de Yavé se dejó sentir sobre la ciudad, provocando gran terror a toda la gente; desde el más pequeño hasta el mayor fueron castigados, saliéndoles tumores. (1 Samuel 5, 9)
Por esto, hicieron llamar a los jefes de las ciudades de los filisteos, a los cuales dijeron: «Devuelvan el Arca del Dios de Israel; que vuelva a su lugar y no nos haga morir a todos.» Porque se difundía por todas las ciudades el terror de la muerte, ya que la mano de Dios se había sentido duramente allí. (1 Samuel 5, 11)
Después, déjenla marchar. Y fíjense: si toma el camino de su país, hacia Bet-Semes, sepan que es el Dios de Israel quien nos ha causado esta gran calamidad; si no, sabremos que no ha sido su mano la que nos ha castigado y que todo esto nos ha pasado por casualidad.» (1 Samuel 6, 9)
Después de esta derrota los filisteos no se atrevieron a invadir más el territorio de Israel. Así la mano de Yavé se hizo sentir contra los filisteos mientras vivió Samuel: (1 Samuel 7, 13)
«Mañana, a esta misma hora, te enviaré un hombre de la tierra de Benjamín. Lo ungirás como jefe de mi pueblo, Israel, y él lo librará de la mano de los filisteos, porque he visto la aflicción de mi pueblo y su clamor ha llegado a mí.» (1 Samuel 9, 16)
Porque si no escuchan su voz y se rebelan contra sus órdenes, entonces la mano de Yavé pesará sobre ustedes y sobre su rey. (1 Samuel 12, 15)
por eso Saúl dijo al sacerdote: «Retira tu mano.» Saúl reunió a toda su tropa y se dirigieron al campo de batalla; allí vieron que la confusión era total y que unos y otros se herían con sus espadas. (1 Samuel 14, 20)
Jonatán, que no había oído el juramento que su padre pronunció ante el pueblo, alargó la punta del bastón que tenía en la mano, la mojó en un panal de miel y se la llevó a la boca; sus ojos brillaban al recobrar el vigor. (1 Samuel 14, 27)