Encontrados 52 resultados para: bendijo

  • El niño creció y Yavé lo bendijo. Luego el espíritu de Yavé comenzó a excitarlo en Mahane Dan, entre Sorá y Estaol. (Jueces 13, 25)

  • Allí permaneció tres meses y Yavé bendijo a Obededom y a toda su familia. (2 Samuel 6, 11)

  • Después bendijo al pueblo en nombre de Yavé Sabaot (2 Samuel 6, 18)

  • Pero el rey le respondió: «No, hijo mío, no es necesario que vayamos todos; eso va a ser mucha molestia para ti.» Absalón insistió, pero él no quiso ir, y lo bendijo. (2 Samuel 13, 25)

  • Joab se puso de rodillas con el rostro en tierra y bendijo al rey diciendo: «Ahora sé que me aprecias de veras, pues estás dispuesto a hacer lo que te pido.» (2 Samuel 14, 22)

  • Después del rey, todo el pueblo atravesó el río Jordán. David besó y bendijo a Barzilay y éste volvió a su casa. (2 Samuel 19, 40)

  • Cuando David hubo acabado de ofrecer las víctimas consumidas por el fuego y los sacrificios de comunión, bendijo al pueblo en nombre de Yavé, (1 Crónicas 16, 2)

  • Después David bendijo a Yavé en presencia de toda la asamblea. Dijo: «Bendito tú, oh Yavé, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre hasta siempre. (1 Crónicas 29, 10)

  • Después dijo David a toda la asamblea: «Bendigan a Yavé su Dios», y toda la asamblea bendijo a Yavé, el Dios de sus padres, y se arrodillaron para postrarse ante Yavé y ante el rey. (1 Crónicas 29, 20)

  • Se volvió el rey y bendijo a la asamblea de Israel, mientras todos estaban en pie. Dijo: (2 Crónicas 6, 3)

  • Al cuarto día se reunieron en el valle de Beraká. Por eso se llama aquel lugar valle de Beraká, que significa bendición, hasta el día de hoy, pues allí los bendijo Yavé. (2 Crónicas 20, 26)

  • Esdras bendijo a Yavé, el Dios grande; y todo el pueblo, alzando las manos, respondió: «¡Amén! ¡Amén!» Y se postraron rostro en tierra. (Nehemías 8, 6)


“O temor e a confiança devem dar as mãos e proceder como irmãos. Se nos damos conta de que temos muito temor devemos recorrer à confiança. Se confiamos excessivamente devemos ter um pouco de temor”. São Padre Pio de Pietrelcina