Encontrados 56 resultados para: hacían

  • Se traía de allá un carro por seiscientas monedas de plata y un caballo por ciento cincuenta. En iguales condiciones se los exportaba para todos los reyes de los heteos y para los reyes de Aram. Los mercaderes de Salomón eran los que hacían todos estos trámites. (1 Reyes 10, 29)

  • Pero, mientras ellos hacían los preparativos para ofrecer los holocaustos, Jehú había apostado fuera a ochenta hombres, a los cuales dijo: «El que de ustedes deje escapar a una de esas personas que deben matar responderá con su vida.» (2 Reyes 10, 24)

  • De este dinero que se daba para la Casa, no se hacían ni copas de plata, ni cuchillos, ni calderos para el agua, ni trompetas, ni ningún objeto de oro o plata, (2 Reyes 12, 14)

  • sino que se empleaba para pagar a los que hacían los trabajos. (2 Reyes 12, 15)

  • No se pedía cuentas a los encargados de pagar a los artesanos, porque lo hacían con toda honradez. (2 Reyes 12, 16)

  • Así, pues, aquellos hombres, al mismo tiempo que honraban a Yavé, servían también a sus ídolos; y, después de ellos, sus hijos y los hijos de sus hijos continúan haciendo lo que hacían sus padres. (2 Reyes 17, 41)

  • junto con las dos columnas, la gran pileta y las basas que había hecho Salomón para la Casa de Yavé. Todos aquellos objetos hacían una cantidad enorme de bronce. (2 Reyes 25, 16)

  • Aarón y sus hijos quemaban las ofrendas en el altar del holocausto y en el altar de los perfumes, según todo el servicio de las cosas sacratísimas, y hacían la expiación por todo Israel, conforme a todo cuanto había mandado Moisés, siervo de Dios. (1 Crónicas 6, 34)

  • Pero los que hacían la mezcla para los aromas eran sacerdotes. (1 Crónicas 9, 30)

  • Los cantores Heman, Asaf y Etam hacían resonar címbalos de bronce. (1 Crónicas 15, 19)

  • Cuando llevaban la caja a los inspectores del rey, por medio de los levitas, si veían que había mucho dinero, venía el secretario del rey y el inspector del sumo sacerdote para vaciar la caja; luego la tomaban y volvían a su lugar. Así lo hacían cada día, y recogían dinero en abundancia. (2 Crónicas 24, 11)

  • A sus órdenes estaba un ejército de trescientos siete mil quinientos hombres que hacían la guerra con gran valor, para ayudar al rey contra el enemigo. (2 Crónicas 26, 13)


“O amor e o temor devem sempre andar juntos. O temor sem amor torna-se covardia. São Padre Pio de Pietrelcina