Encontrados 37 resultados para: montón

  • ni tampoco buscarán piedras para volver a edificarte. Serás un montón de ruinas para siempre, porque así lo ha dicho Yavé. (Jeremías 51, 26)

  • Babilonia se convertirá en un montón de piedras, ven una guarida de chacales que cause horror y desprecio, sin un solo habitante. (Jeremías 51, 37)

  • Por eso ustedes serán, ahora, los primeros en partir al destierro, y así se terminará con ese montón de ociosos. (Amós 6, 7)

  • Pues ahora Yavé es el que manda: él reducirá a escombros la gran mansión y a un montón de ruinas, la pequeña. (Amós 6, 11)

  • para que puedan ser desparramados como un montón de paja por el viento cuando se precipite sobre ustedes el furor de Yavé, cuando llegue sobre ustedes el día de su enojo! (Sofonías 2, 2)

  • Ese será el fin de la ciudad alegre, que se sentía segura y que decía en su interior: «Yo y nadie más que yo.» ¿Y por qué, ahora no es más que un montón de ruinas donde se guarecen los animales? Todos los que pasan por allí silban, haciendo señas con la mano. (Sofonías 2, 15)

  • ¿Cómo es posible que ustedes se queden en sus casas bien construidas, mientras esta Casa es un montón de escombros? (Ageo 1, 4)

  • ¿qué les pasaba? Venían a un montón de veinte sacos de trigo, pero sólo quedaban diez. Venían a un tanque de cincuenta arrobas de vino y se encontraban sólo veinte. (Ageo 2, 16)

  • Aquel día haré que los pueblitos de Judá sean como un fósforo encendido en un montón de leña, como una antorcha lanzada entre las gavillas; devorarán a izquierda y derecha a todos los pueblos de los alrededores. A Jerusalén, empero, no le pasará nada. (Zacarías 12, 6)

  • Cuando salió de allí, los maestros de la Ley y los fariseos comenzaron a hostigarlo muy duramente. Le pedían su parecer sobre un montón de cosas y le ponían trampas para sorprenderlo en alguna de sus respuestas. (Evangelio según San Lucas 11, 53)

  • Le hizo, pues, un montón de preguntas. Pero Jesús no contestó nada, (Evangelio según San Lucas 23, 9)

  • pues un montón de gente lo seguía gritando: «¡Mátalo!» (Hecho de los Apóstoles 21, 36)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina