Encontrados 987 resultados para: muerte al pecado

  • El nos libró de ese peligro de muerte tan grande, y nos seguirá protegiendo. En él hemos puesto nuestra esperanza y seguirá amparándonos, (2º Carta a los Corintios 1, 10)

  • Para los que se pierden es olor de muerte que lleva a la muerte; para los que se salvan, fragancia de vida que conduce a la vida. Pero ¿quién está a la altura de esta misión? (2º Carta a los Corintios 2, 16)

  • Incluso nos ha hecho encargados de una nueva alianza, que ya no es cosa de escritos, sino del Espíritu. Porque lo escrito da muerte, mientras que el Espíritu da vida. (2º Carta a los Corintios 3, 6)

  • Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra persona. (2º Carta a los Corintios 4, 10)

  • Pues a los que estamos vivos nos corresponde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jesús, para que la vida de Jesús se manifieste en nuestra existencia mortal. (2º Carta a los Corintios 4, 11)

  • Y mientras la muerte actúa en nosotros, a ustedes les llega la vida. (2º Carta a los Corintios 4, 12)

  • Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios. (2º Carta a los Corintios 5, 21)

  • La tristeza que viene de Dios lleva al arrepentimiento y realiza una obra de salvación que no se perderá. Por el contario, la tristeza que inspira el mundo provoca muerte. (2º Carta a los Corintios 7, 10)

  • ¿No habrá sido mi pecado el haberme rebajado para que ustedes crecieran? Yo les he entregado el Evangelio sin cobrarles nada. (2º Carta a los Corintios 11, 7)

  • Empiezo a hablar como un loco: yo lo soy más que ellos. Más por mis numerosas fatigas, más por el tiempo pasado en cárcel, mucho más por los golpes recibidos, y muchas veces me encontré en peligro de muerte. (2º Carta a los Corintios 11, 23)

  • Temo que en esa visita mi Dios me humille otra vez ante ustedes y tenga que lamentarme por muchos que anteriormente vivieron en el pecado, al ver que no han dejado aún las impurezas, la mala conducta y los horrores que cometían entonces. (2º Carta a los Corintios 12, 21)

  • Ya se lo dije, y ahora que estoy lejos se lo repito como la segunda vez que estuve allá: cuando vuelva a visitarlos no tendré piedad. Que lo sepan tanto los que vivieron en el pecado como los demás. (2º Carta a los Corintios 13, 2)


“Vive-se de fé, não de sonhos.” São Padre Pio de Pietrelcina