Encontrados 987 resultados para: muerte al pecado

  • Escogimos esta rectitud verdadera, propia de Cristo, y ¿estaríamos ahora en pecado? Entonces Cristo tendría parte en el pecado. ¡Esto no puede ser! (Carta a los Gálatas 2, 17)

  • Pero no; la Escritura lo encerró todo en los marcos del pecado, de tal manera que lo prometido llega a los creyentes por medio de la fe en Cristo Jesús. (Carta a los Gálatas 3, 22)

  • No se engañen, nadie se burla de Dios: al final cada uno cosechará lo que ha sembrado. El que siembra en la carne, y en la propia, cosechará de la carne corrupción y muerte. (Carta a los Gálatas 6, 7)

  • Cristo es mi vida, y de la misma muerte saco provecho. (Carta a los Filipenses 1, 21)

  • se rebajó a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte en una cruz. (Carta a los Filipenses 2, 8)

  • Es cierto que estuvo enfermo y a las puertas de la muerte, pero Dios tuvo piedad de él y también de mí, ahorrándome penas sobre penas. (Carta a los Filipenses 2, 27)

  • Quiero conocerlo; quiero probar el poder de su resurrección y tener parte en sus sufrimientos; y siendo semejante a él en su muerte, (Carta a los Filipenses 3, 10)

  • Pero con su muerte Cristo los reconcilió y los integró a su mismo ser humano mortal, de modo que ahora son santos, sin culpa ni mancha ante él. (Carta a los Colosenses 1, 22)

  • Estos son los que dieron muerte al Señor Jesús y a los profetas, y los que nos persiguen a nosotros. No agradan a Dios y se portan como enemigos de todos los hombres (1º Carta a los Tesalonicenses 2, 15)

  • Reprenderás en público a los que están en pecado, para que los demás sientan temor. (1º Carta a Timoteo 5, 20)

  • acaba de manifestarse ahora con la aparición de Cristo Jesús, nuestro Salvador, que ha destruido la muerte y ha hecho resplandecer en su Evangelio la vida y la inmortalidad. (2º Carta a Timoteo 1, 10)

  • que se entregó por nosotros para rescatarnos de todo pecado y purificar a un pueblo que fuese suyo, dedicado a toda obra buena. (Carta a Tito 2, 14)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina