Encontrados 43 resultados para: ochenta

  • Edificaron y prosperaron. Asá tenía un ejército de trescientos mil hombres de Judá, que llevaban escudos grandes y lanzas, y doscientos ochenta mil de Benjamín, que llevaban el escudo pequeño y eran arqueros, todos ellos esforzados guerreros. (2 Crónicas 14, 7)

  • Sus ayudantes eran: Yojanan, el cual mandaba a doscientos ochenta mil hombres, (2 Crónicas 17, 15)

  • A su lado estaba Jozabad con ciento ochenta mil hombres armados. (2 Crónicas 17, 18)

  • Fue tras él Azarías, el sacerdote, y con él ochenta sacerdotes de Yavé, hombres valientes, (2 Crónicas 26, 17)

  • de los hijos de Sefatías, Zebadías, hijo de Micael, y con él ochenta hombres; (Esdras 8, 7)

  • Quería presentarles la riqueza de su corte real y el esplendor de su grandeza extraordinaria, y esto no por uno o dos días, sino durante ciento ochenta días. (Ester 1, 4)

  • El tiempo de nuestros años es de setenta, y de ochenta si somos robustos. La mayoría son de pena y decepción, transcurren muy pronto y nos llevan volando. (Salmos 90, 10)

  • «Señor, cuando los mensajeros del rey de Asiria te insultaron, vino tu ángel y mató a ciento ochenta mil de ellos. (1 Macabeos 7, 41)

  • Hemos ofrecido un sacrificio con flor de harina, hemos encendido las lámparas y presentado los panes. Por eso ahora les escribimos para que celebren la fiesta de las Tiendas en el mes de Casleu, de este año ciento ochenta y ocho.» (2 Macabeos 1, 9)

  • después de prometer al rey, en una conversación, trescientos sesenta talentos de plata y ochenta de otras rentas. (2 Macabeos 4, 8)

  • En sólo tres días hubo ochenta mil víctimas; cuarenta mil perecieron en la matanza y otros tantos fueron vendidos como esclavos. (2 Macabeos 5, 14)

  • Les enumeró todas las oportunidades en que Dios había venido en ayuda de sus padres, especialmente cuando hizo perecer ciento ochenta y cinco mil hombres de Senaquerib. (2 Macabeos 8, 19)


“Todas as pessoas que escolhem a melhor parte (viver em Cristo) devem passar pelas dores de Cristo; algumas mais, algumas menos…” São Padre Pio de Pietrelcina