Encontrados 223 resultados para: pies

  • pon tus pies en sus grillos y coloca tu cuello bajo su yugo; (Sirácides (Eclesiástico) 6, 24)

  • Si ves a un hombre realmente sensato, anda a su casa desde el amanecer, y que tus pies desgasten el umbral de su puerta. (Sirácides (Eclesiástico) 6, 36)

  • La instrucción molesta al imbécil como grillos en sus pies, como esposas en su mano derecha. (Sirácides (Eclesiástico) 21, 19)

  • Como una cuesta arenosa para los pies de un anciano, así es la mujer habladora para un marido de buen carácter. (Sirácides (Eclesiástico) 25, 20)

  • Hazlo trabajar según su capacidad, y si no obedece pon sus pies en los grillos. (Sirácides (Eclesiástico) 33, 29)

  • Lo mismo sucede con el alfarero que trabaja sentado frente al torno y hace andar la rueda con sus pies; está inmerso en su faena y trata de producir más. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 29)

  • Con sus manos moldea la arcilla y la amasa con sus pies. Pondrá toda su atención en extender el barniz y se desvelará manteniendo encendido el horno. (Sirácides (Eclesiástico) 38, 30)

  • desde la planta de los pies hasta la cabeza no les queda nada sano; sólo eridas, golpes, llagas vivas que no han sido envueltas ni vendadas ni aliviadas con aceite. (Isaías 1, 6)

  • Dice Yavé: «Muy orgullosas andan las damas de Sión, con el cuello estirado y la mirada provocativa, y caminan a pasitos cortos haciendo sonar las pulseras de sus pies.» (Isaías 3, 16)

  • Por encima de él había serafines. Cada uno de ellos tenía seis alas: con dos se cubrían el rostro, con dos los pies y con las otras volaban. (Isaías 6, 2)

  • Entonces Yavé habló por medio de Isaías, hijo de Amós. Le había dicho: «Te colgarás este saco de la cintura y te sacarás las sandalias de tus pies.» Isaías lo hizo así y andaba sin ropa y descalzo. (Isaías 20, 2)

  • La tierra ha sido profanada por los pies de sus habitantes, que pasaron por alto las leyes, violaron los mandamientos y no cumplieron el contrato eterno. (Isaías 24, 5)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina