Encontrados 223 resultados para: pies

  • (Y dicho esto les mostró las manos y los pies). (Evangelio según San Lucas 24, 40)

  • Esta María era la misma que ungió al Señor con perfume y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el enfermo. (Evangelio según San Juan 11, 2)

  • Al llegar María a donde estaba Jesús, en cuanto lo vio, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.» (Evangelio según San Juan 11, 32)

  • Y salió el muerto. Tenía las manos y los pies atados con vendas y la cabeza cubierta con un velo. Jesús les dijo: «Desátenlo y déjenlo caminar.» (Evangelio según San Juan 11, 44)

  • María, pues, tomó una libra de un perfume muy caro, hecho de nardo puro, le ungió los pies a Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume. (Evangelio según San Juan 12, 3)

  • Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos; y luego se los secaba con la toalla que se había atado. (Evangelio según San Juan 13, 5)

  • Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: «¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?» (Evangelio según San Juan 13, 6)

  • Pedro replicó: «Jamás me lavarás los pies.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo.» (Evangelio según San Juan 13, 8)

  • Entonces Pedro le dijo: «Señor, lávame no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.» (Evangelio según San Juan 13, 9)

  • Jesús le dijo: «El que se ha bañado, está completamente limpio y le basta lavarse los pies. Y ustedes están limpios, aunque no todos.» (Evangelio según San Juan 13, 10)

  • Cuando terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a la mesa y les dijo: «¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? (Evangelio según San Juan 13, 12)

  • Pues si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. (Evangelio según San Juan 13, 14)


“O Senhor se comunica conosco à medida que nos libertamos do nosso apego aos sentidos, que sacrificamos nossa vontade própria e que edificamos nossa vida na humildade.” São Padre Pio de Pietrelcina