Encontrados 264 resultados para: profeta Semaías
de la de Bilgá: Sammúa; de la de Semaías: Jonatán; además, (Nehemías 12, 18)
Después venían los sacerdotes y músicos con trompetas: Zacarías, hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Mattanías, hijo de Miká, hijo de Zakkur, hijo de Asaf, con sus hermanos; (Nehemías 12, 35)
Semaías, Azarel, Guilalay, Maay, Natanael, Judá, Jananí, con los instrumentos musicales de David, hombre de Dios. Y Esdras, el maestro de la Ley, iba al frente de ellos. (Nehemías 12, 36)
Maaseías, Semaías, Eleazar, Uzzí, Joyanan, Malquías, Elam y Ezer. Los cantores entonaron su canto bajo la dirección de Israquías. (Nehemías 12, 42)
muy triste, acordándome de las palabras que el profeta Amós dijo contra Betel: «Sus fiestas se convertirán en duelo, y sus canciones en llanto.» (Tobías 2, 6)
Depositaron las piedras de dicho altar en el cerro del Templo, en lugar conveniente, hasta que surgiera un profeta que diera respuesta sobre el caso. (1 Macabeos 4, 46)
También el rey tomó en cuenta el que los judíos y los sacerdotes habían resuelto que Simón fuera su jefe y Sumo Sacerdote hasta la aparición de un profeta digno de fe. (1 Macabeos 14, 41)
Se encuentra en los archivos que el profeta Jeremías mandó a los desterrados que tomaran el fuego, como ya lo dijimos. (2 Macabeos 2, 1)
Se dice también en estos escritos del pasado que el profeta Jeremías, obedeciendo a órdenes del Cielo, se hizo acompañar por el Arca de la Alianza con su toldo y fue al cerro donde Moisés había subido y desde el cual había contemplado la tierra prometida. (2 Macabeos 2, 4)
Entonces el sumo sacerdote Onías había dicho a Judas: «Este es el que ama a sus hermanos, el que ruega sin cesar por el pueblo judío y por la Ciudad Santa. Es Jeremías, el profeta de Dios.» (2 Macabeos 15, 14)
La sabiduría hizo que lo que ellos emprendían tuviera éxito gracias a un santo profeta. (Sabiduría 11, 1)
¡Qué valiente en la guerra era ese Josué, hijo de Nun, que reemplazó a Moisés como profeta! Como lo dice su nombre, fue grandioso cuando se trataba de librar a los elegidos de Dios. Se vengó de los enemigos que lo atacaban e instaló a Israel en su territorio. (Sirácides (Eclesiástico) 46, 1)