Encontrados 51 resultados para: venían

  • Los que no quisieran adoptar las costumbres griegas serían degollados. Entonces se pudo apreciar la magnitud de los males que se venían encima. (2 Macabeos 6, 9)

  • Amontoné el oro y la plata, todas las riquezas que me venían de los reyes y de las provincias. Tuve cantantes y coristas, y lo que más deleita al hombre: mujeres, muchas mujeres. (Eclesiastés (Qohelet) 2, 8)

  • Interminable era la multitud de los que venían a rendirle homenaje. Un día, sin embargo, no estarán más contentos con él. Esas son pues cosas que no duran: se corre tras el viento. (Eclesiastés (Qohelet) 4, 16)

  • Yavé, tú eres mi Dios, yo te saludo y celebro tu Nombre, pues hiciste maravillas, obras que venían desde mucho anates, que no podían faltar. (Isaías 25, 1)

  • Miren cómo Ariel se queja por la calle y cómo lloran amargamente los embajadores que venían en son de paz. (Isaías 33, 7)

  • Entonces Isaías vino a ver a Ezequías y le preguntó: «¿Qué han dicho esos hombres? ¿De dónde venían?» Y Ezequías respondió: «Han venido de un país lejano, de Babilonia.» (Isaías 39, 3)

  • Esos seres iban y venían como el relámpago. (Ezequiel 1, 14)

  • inmolaban sus hijos a los ídolos y venían a profanar mi Templo. Eso hicieron en mi casa. (Ezequiel 23, 39)

  • Tus velas eran de lino de Egipto, y de lo mismo tu pabellón. Tus tinturas de púrpura y de escarlata venían de las islas de Elisha. (Ezequiel 27, 7)

  • De Bet-Togorma venían los caballos para los carros y la caballería, y también las mulas. (Ezequiel 27, 14)

  • Harán, Cane y Edén, los mercaderes de Cheba y los Asirios, como también los de Media, venían a comerciar contigo: ricas vestimentas, mantos de púrpura, telas bordadas y tapices de colores, cuerdas bien trenzadas. (Ezequiel 27, 23)

  • Estos dos ancianos venían a menudo a casa de Joaquín, y todos los que tenían algún pleito se dirigían a ellos. (Daniel 13, 6)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina