Encontrados 286 resultados para: Alianza

  • Que Dios los colme de bienes y se acuerde de su alianza con Abraham, Isaac y Jacob, sus fieles servidores. (II Macabeos 1, 2)

  • Suprimió los humanitarios privilegios que los reyes habían concedido a los judíos, por intermedio de Juan, padre de Eupólemo, el mismo Eupólemo que fue enviado como embajador para hacer una alianza de amistad con los romanos; derogó las instituciones legales e introdujo nuevas costumbres contrarias a la Ley: (II Macabeos 4, 11)

  • Nuestros hermanos, después de haber soportado un breve tormento, gozan ahora de la vida inagotable, en virtud de la Alianza de Dios. Pero tú, por el justo juicio de Dios, soportarás la pena merecida por tu soberbia. (II Macabeos 7, 36)

  • que abandona al amigo de su juventud y olvida la alianza de su Dios: (Proverbios 2, 17)

  • "¿Quién anuncia las obras de justicia? ¿Quién las espera? Porque la alianza está lejos": (Eclesiástico 16, 22)

  • estableció con ellos una alianza eterna y les hizo conocer sus decretos. (Eclesiástico 17, 12)

  • Todo esto es el libro de la Alianza del Dios Altísimo, la Ley que nos prescribió Moisés como herencia para las asambleas de Jacob. (Eclesiástico 24, 23)

  • acuérdate de los mandamientos, y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa. (Eclesiástico 28, 7)

  • Pero no se los buscará para el consejo del pueblo ni tendrán preeminencia en la asamblea; no se sentarán en el tribunal del juez ni estarán versados en los decretos de la Alianza. (Eclesiástico 38, 33)

  • con su enseñanza hará brillar la doctrina y se gloriará en la Ley de la Alianza del Señor. (Eclesiástico 39, 8)

  • no te avergüences de la Ley del Altísimo y de la Alianza, ni de la sentencia que hace justicia al impío; (Eclesiástico 42, 2)

  • Él observó la Ley del Altísimo y entró en alianza con él; puso en su carne la señal de esta alianza y en la prueba fue hallado fiel. (Eclesiástico 44, 20)


“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina