Encontrados 131 resultados para: Ciento

  • Roboám llegó a Jerusalén y convocó a la casa de Judá y a Benjamín -ciento ochenta mil guerreros adiestrados- para ir a combatir contra Israel y recuperar el reino. (II Crónicas 11, 1)

  • Iehoiadá envejeció y murió colmado de días, cuando tenía ciento treinta años. (II Crónicas 24, 15)

  • Pécaj, hijo de Remalías, mató en un solo día a ciento veinte mil hombres valientes de Judá, porque habían abandonado al Señor, el Dios de sus padres. (II Crónicas 28, 6)

  • A mi mesa se sentaban los notables y los magistrados -ciento cincuenta personas- sin contar los que acudían a nosotros de las naciones vecinas. (Nehemías 5, 17)

  • Tobit murió en paz a la edad de ciento doce años y fue enterrado honrosamente en Nínive. Él tenía sesenta y dos años cuando se quedó ciego; y después de recuperar la vista, vivió en la abundancia, haciendo limosnas, bendiciendo siempre a Dios y celebrando su grandeza. (Tobías 14, 2)

  • y vivió rodeado de estima, hasta la edad de ciento diecisiete años. (Tobías 14, 14)

  • Finalmente, regresó con sus tropas y con la enorme multitud de guerreros que lo habían seguido, y todos se entregaron despreocupadamente a la buena vida durante ciento veinte días. (Judit 1, 16)

  • "Así habla el gran rey, el señor de toda la tierra: Al salir de mi presencia, tomarás contigo hombres de reconocido valor -unos ciento veinte mil soldados de infantería y un contingente de doce mil caballos con sus jinetes- (Judit 2, 5)

  • Reclutó para la campaña unos ciento veinte mil soldados escogidos y doce mil arqueros de a caballo, como se lo había ordenado su señor, (Judit 2, 15)

  • Y aquel mismo día, todos sus guerreros levantaron el campamento. Su ejército se componía de ciento setenta mil soldados de infantería, y de doce mil jinetes, sin contar los encargados del equipaje y los hombres de a pie que los acompañaban: era un inmensa multitud. (Judit 7, 2)

  • Su fama fue creciendo cada vez más, mientras envejecía en la casa de su esposo, hasta llegar a los ciento cinco años. Otorgó la libertad a su servidora, y murió en Betulia, siendo sepultada en la caverna de su esposo Manasés. (Judit 16, 23)

  • Era el tiempo de Asuero, aquel que reinó sobre ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía. (Ester 1, 1)


“Não sejamos mesquinhos com Deus que tanto nos enriquece.” São Padre Pio de Pietrelcina