Encontrados 445 resultados para: Dinero del Templo

  • Por todo esto, los judíos me detuvieron en el Templo y trataron de matarme. (Hechos 26, 21)

  • ¿No saben que ustedes son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? (I Corintios 3, 16)

  • Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él. Porque el templo de Dios es sagrado, y ustedes son ese templo. (I Corintios 3, 17)

  • ¿O no saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo, que habita en ustedes y que han recibido de Dios? Por lo tanto, ustedes no se pertenecen, (I Corintios 6, 19)

  • Si alguien te ve a ti, que sabes cómo se debe obrar, sentado a la mesa en un templo pagano, ¿no se sentirá autorizado, a causa de la debilidad de su conciencia, a comer lo que ha sido sacrificado a los ídolos? (I Corintios 8, 10)

  • ¿Qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos? Porque nosotros somos el templo del Dios viviente, como lo dijo el mismo Dios: Yo habitaré y caminaré en medio de ellos; seré su Dios y ellos serán mi Pueblo. (II Corintios 6, 16)

  • En él, todo el edificio, bien trabado, va creciendo para constituir un templo santo en el Señor. (Efesios 2, 21)

  • Ustedes saben -y Dios es testigo de ello- que nunca hemos tenido palabras de adulación, ni hemos buscado pretexto para ganar dinero. (I Tesalonicenses 2, 5)

  • el Adversario, el que se alza con soberbia contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto, hasta llegar a instalarse en el Templo de Dios, presentándose como si fuera Dios. (II Tesalonicenses 2, 4)

  • Porque los hombres serán egoístas, amigos del dinero, jactanciosos, soberbios, difamadores, rebeldes con sus padres, desagradecidos, impíos, (II Timoteo 3, 2)

  • siguiendo el camino nuevo y viviente que él nos abrió a través del velo del Templo, que es su carne. (Hebreos 10, 20)

  • Y ustedes, los que ahora dicen: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y nos quedaremos allí todo el año, haremos negocio y ganaremos dinero», (Santiago 4, 13)


“Mantenha-se sempre muito unido à Igreja Católica, pois somente ela pode lhe dar a verdadeira paz, porque somente ela possui Jesus Sacramentado que é o verdadeiro príncipe da paz.” São Padre Pio de Pietrelcina