Encontrados 113 resultados para: Venir

  • Porque si él no quiere venir a ayudarnos en el término de cinco días, tiene poder para protegernos cuando él quiera o para destruirnos ante nuestros enemigos. (Judit 8, 15)

  • Ahora dime por qué te has escapado de ellos y has venido hasta nosotros. Con sólo venir hasta aquí, te has salvado. Ten confianza, porque conservarás tu vida esta noche y en adelante. (Judit 11, 3)

  • Una vez concluido el ciclo de los festejos, Job los hacía venir y los purificaba; después se levantaba muy de madrugada y ofrecía un holocausto por cada uno de ellos. Porque pensaba: "Tal vez mis hijos hayan pecado y maldecido a Dios en su corazón". Así procedía Job indefectiblemente. (Job 1, 5)

  • ¡apresúrate a venir en mi ayuda, mi Señor, mi salvador! (Salmos 38, 23)

  • Sé para mí una roca protectora, tú que decidiste venir siempre en mi ayuda, porque tú eres mi Roca y mi fortaleza. (Salmos 71, 3)

  • ahora se preparan para venir a tomar la fortaleza donde nos hemos refugiado, y Timoteo está al frente de su ejército. (I Macabeos 5, 11)

  • Entonces hizo venir a todos sus amigos y les dijo: "No puedo conciliar el sueño y me siento desfallecer. (I Macabeos 6, 10)

  • Los que ocupaban la Ciudadela de Jerusalén, como no podían ir y venir por la región para comprar y vender, se vieron acosados por el hambre, y muchos de ellos murieron de inanición. (I Macabeos 13, 49)

  • Pero cuando ya se encontraba con su escolta junto al Tesoro, el Soberano de los espíritus y de toda Potestad se manifestó tan esplendorosamente que todos los que se habían atrevido a venir con él, heridos por el poder de Dios, quedaron sin fuerzas y acobardados. (II Macabeos 3, 24)

  • Da una parte a siete, y aun a ocho personas, porque ignoras qué calamidades pueden venir sobre la tierra. (Eclesiastés 11, 2)

  • El Señor hará venir sobre ti, sobre tu pueblo y sobre la casa de tu padre, días como no los hubo iguales desde que Efraím se separó de Judá". (Isaías 7, 17)

  • Sin embargo, él también es sabio: hace venir la desgracia y no revoca su palabra, se levanta contra la casa de los malvados y contra la ayuda de los malhechores. (Isaías 31, 2)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina