Encontrados 96 resultados para: Vieron

  • Al entrar en el bosque, vieron que allí corría la miel, pero nadie se atrevió a probarla por temor al juramento. (I Samuel 14, 26)

  • Todos los israelitas, apenas vieron al hombre, huyeron despavoridos delante de él. (I Samuel 17, 24)

  • aquel envió emisarios para que detuvieran a David. Ellos vieron a la comunidad de profetas, con Samuel a la cabeza, en estado de trance profético. Entonces el espíritu del Señor invadió a los emisarios de Saúl, y también ellos entraron en trance. (I Samuel 19, 20)

  • Al llegar a la ciudad, David y sus hombres vieron que había sido incendiada, y que sus mujeres, sus hijos y sus hijas habían sido llevados cautivos. (I Samuel 30, 3)

  • Cuando los amonitas vieron que los arameos habían huido, también ellos huyeron delante de Abisai y entraron en la ciudad. Joab, por su parte, suspendió su campaña contra los amonitas y volvió a Jerusalén. (II Samuel 10, 14)

  • Cuando todos los reyes que estaban a las órdenes de Hadadézer vieron que habían caído derrotados ante Israel, hicieron las paces con los israelitas y les quedaron sometidos. En adelante, los arameos no quisieron prestar más ayuda a los amonitas. (II Samuel 10, 19)

  • Todo Israel oyó hablar de la sentencia que había pronunciado el rey; y sintieron por él un gran respeto, porque vieron que había en él una sabiduría divina para hacer justicia. (I Reyes 3, 28)

  • Unos hombres que pasaban por ahí vieron el cadáver tendido sobre el camino y al león parado junto a él, y fueron a dar la noticia a la ciudad donde vivía el viejo profeta. (I Reyes 13, 25)

  • Los hombres vieron en esto un buen augurio, y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: "¡Ben Hadad es tu hermano!". El rey añadió: "Vayan a buscarlo". Entonces salió Ben Hadad y él lo hizo subir a su propio carro. (I Reyes 20, 33)

  • Cuando los comandantes de los carros vieron a Josafat, dijeron: "Seguro que ese es el rey de Israel", y se volvieron hacia él para atacarlo. Josafat lanzó un grito, (I Reyes 22, 32)

  • A la mañana siguiente, bien de madrugada, cuando el sol brillaba sobre las aguas, los moabitas vieron frente a ellos las aguas rojas como sangre, (II Reyes 3, 22)

  • Una vez que entraron en la ciudad, Eliseo dijo: "Señor, abre los ojos de esta gente para que vean". El Señor les abrió los ojos, y vieron que estaban dentro de Samaría. (II Reyes 6, 20)


“A pessoa que nunca medita é como alguém que nunca se olha no espelho e, assim, não se cuida e sai desarrumada. A pessoa que medita e dirige seus pensamentos a Deus, que é o espelho de sua alma, procura conhecer seus defeitos, tenta corrigi-los, modera seus impulsos e põe em ordem sua consciência.” São Padre Pio de Pietrelcina