Encontrados 268 resultados para: batalla de Jonatán

  • En lo más encarnizado de la batalla, los enemigos vieron aparecer en el cielo cinco hombres majestuosos montados en caballos con frenos de oro, que se pusieron al frente de los judíos. (II Macabeos 10, 29)

  • Así avanzaron en orden de batalla, protegidos por su aliado celestial, porque el Señor se había compadecido de ellos. (II Macabeos 11, 10)

  • porque si no hubiera esperado que los caídos en la batalla iban a resucitar, habría sido inútil y superfluo orar por los difuntos. (II Macabeos 12, 44)

  • Todos aguardaban el desenlace inminente. Los enemigos ya se habían concentrado y el ejército se había alineado en orden de batalla; los elefantes estaban situados en lugares estratégicos y la caballería se había ubicado en los flancos. (II Macabeos 15, 20)

  • Ciertamente, tú hubieras podido, en una batalla campal, entregar a los impíos en manos de los justos, o bien aniquilarlos de un solo golpe por medio de animales feroces o por una sentencia inexorable. (Sabiduría 12, 9)

  • Descansa un poco, casi nada, y empieza a debatirse como en pleno día, agitado por sus propias pesadillas, como quien huye de un campo de batalla. (Eclesiástico 40, 6)

  • Tus hombres caerán bajo la espada y tus guerreros en el campo de batalla. (Isaías 3, 25)

  • ¡Escuchen! ¡Un tumulto en las montañas, algo así como una inmensa muchedumbre! ¡Escuchen! ¡Un alboroto de reinos, de naciones congregadas! Es el Señor de los ejércitos que pasa revista al ejército para la batalla. (Isaías 13, 4)

  • Empuñan el arco y la jabalina, son crueles y despiadados, su voz resuena como el mar, van montados a caballo, dispuestos como un solo hombre para la batalla contra ti, hija de Sión. (Jeremías 6, 23)

  • Estos se irritaron contra Jeremías, lo golpearon y lo encarcelaron en la casa de Jonatán, el secretario, que habían convertido en prisión. (Jeremías 37, 15)

  • Y ahora, ¡dígnate escuchar, rey, mi señor! Que mi súplica llegue hasta ti: ¡No me hagas volver a la casa de Jonatán, el secretario, no sea que muera allí!". (Jeremías 37, 20)

  • tú les dirás: ‘He pedido encarecidamente al rey que no me haga volver a la casa de Jonatán, a morir allí’". (Jeremías 38, 26)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina