Encontrados 382 resultados para: hija de Absalón

  • Un día más, para hacer alto en Nob, y él agitará su mano hacia la montaña de la hija de Sión, hacia la colina de Jerusalén. (Isaías 10, 32)

  • Envíen un cordero de parte del soberano del país, desde la Roca, por el desierto, a la montaña de la hija de Sión. (Isaías 16, 1)

  • Por eso dije: "¡Aparten sus ojos de mí, voy a llorar amargamente; no insistan en consolarme por la devastación de la hija de mi pueblo!". (Isaías 22, 4)

  • Cultiva tu tierra, hija de Tarsis, como a lo largo del Nilo: ¡el puerto no existe más! (Isaías 23, 10)

  • Él ha dicho: "¡No te regocijarás nunca más, virgen violada, hija de Sidón!". Levántate y emigra a Quitím, aunque tampoco allí tendrás descanso. (Isaías 23, 12)

  • Esta es la palabra que el Señor ha pronunciado contra él: Te desprecia, se burla de ti, la virgen hija de Sión; a tus espaldas mueve la cabeza la hija de Jerusalén. (Isaías 37, 22)

  • ¡Baja y siéntate en el polvo, virgen, hija de Babilonia! ¡Siéntate en el suelo, sin trono, hija de los caldeos! Porque ya no volverán a llamarte "Delicada" y "Refinada". (Isaías 47, 1)

  • ¡Siéntate en silencio y entra en las tinieblas, hija de los caldeos! Porque ya no volverán a llamarte "Soberana de los reinos". (Isaías 47, 5)

  • ¡Sacúdete el polvo, levántate, Jerusalén cautiva! ¡Desata las ataduras de tu cuello, hija de Sión cautiva! (Isaías 52, 2)

  • Esto es lo que el Señor hace oír hasta el extremo de la tierra: "Digan a la hija de Sión: Ahí llega tu Salvador; el premio de su victoria lo acompaña y su recompensa lo precede. (Isaías 62, 11)

  • En aquel tiempo, se dirá a este pueblo y a Jerusalén: Un viento abrasador, sobre los montes desolados, avanza por el desierto hacia la hija de mi pueblo, y no es para aventar y desgranar el trigo: (Jeremías 4, 11)

  • Sí, oigo gritos como los de una parturienta, gemidos como los de una primeriza: es la voz de la hija de Sión que pierde el aliento, que extiende las manos: "¡Ay, pobre de mí, estoy exhausta frente a los asesinos!". (Jeremías 4, 31)


“O Santo Rosário é a arma daqueles que querem vencer todas as batalhas.” São Padre Pio de Pietrelcina