Encontrados 340 resultados para: profeta elías

  • Mientras tanto, un profeta se acercó a Ajab, rey de Israel, y dijo: "Así habla el Señor: ¿Ves toda esa gran multitud? Hoy mismo la voy a poner en tus manos. Así sabrás que yo soy el Señor". (I Reyes 20, 13)

  • "¿Por medio de quién?", preguntó Ajab. El profeta dijo: "Así habla el Señor: Por medio de los cuerpos de cadetes que están a las órdenes de los jefes de distritos". Ajab insistió: "¿Y quién librará la batalla?". "Tú", respondió él. (I Reyes 20, 14)

  • El profeta se acercó al rey de Israel y le dijo: "Refuerza tu ejército y piensa bien lo que vas a hacer, porque el año que viene el rey de Arám volverá a subir contra ti". (I Reyes 20, 22)

  • El profeta encontró a otro hombre y le dijo: "¡Golpéame!". El hombre lo golpeó y lo dejó maltrecho. (I Reyes 20, 37)

  • Luego el profeta fue a apostarse en el camino, a la espera del rey, cubriéndose los ojos con una venda para no ser reconocido. (I Reyes 20, 38)

  • Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: (I Reyes 21, 17)

  • Ajab respondió a Elías: "¡Me has sorprendido, enemigo mío!". "Sí, repuso Elías, te he sorprendido, porque te has prestado a hacer lo que es malo a los ojos del Señor. (I Reyes 21, 20)

  • Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: (I Reyes 21, 28)

  • Pero Josafat insistió: "¿No queda por ahí algún profeta del Señor para consultar por medio de él?". (I Reyes 22, 7)

  • Pero el Ángel del Señor dijo a Elías, el tisbita: "Sube al encuentro de los mensajeros del rey de Samaría, y diles: ¿Acaso no hay Dios en Israel, para que ustedes vayan a consultar a Baal Zebub, el dios de Ecrón? (II Reyes 1, 3)

  • Por eso, así habla el Señor: No te levantarás del lecho en el que te has acostado, porque morirás irremediablemente". Y Elías se fue. (II Reyes 1, 4)

  • Ellos le respondieron: "Era un hombre con un manto de piel y con un cinturón de cuero ajustado a la cintura". Entonces el rey exclamó: "¡Es Elías, el tisbita!". (II Reyes 1, 8)


“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina