Encontrados 83 resultados para: sabrán

  • Ezequiel habrá sido para ustedes un presagio: ustedes harán lo mismo que él hizo, y cuando esto suceda sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 24, 24)

  • Ese día tu boca se abrirá para hablar al fugitivo y ya no te quedarás mudo; serás para ellos un presagio, y así sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 24, 27)

  • Convertiré a Rabá en un pastizal de camellos y a las ciudades de los amonitas en un corral de ovejas: así ustedes sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 25, 5)

  • e infligiré justos castigos a Moab: así sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 25, 11)

  • Ejecutaré contra ellos terribles venganzas, castigándolos furiosamente; y cuando ejecute mi venganza contra ellos, sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 25, 17)

  • Entonces todos los habitantes de Egipto sabrán que yo soy el Señor. Porque tú has sido un apoyo de caña para la casa de Israel: (Ezequiel 29, 6)

  • La tierra de Egipto será una desolación y una ruina, y ellos sabrán que yo soy el Señor. Por haber dicho: "El Nilo me pertenece, yo mismo me lo hice", (Ezequiel 29, 9)

  • Aquel día, yo acrecentaré la fuerza de la casa de Israel, y haré que tú puedas hablar libremente en medio de ellos. Así sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 29, 21)

  • Serán los más desolados entre los países desolados y sus ciudades estarán entre las ciudades en ruinas. Y sabrán que yo soy el Señor, (Ezequiel 30, 7)

  • Pero cuando todo esto suceda -¡y ya está a punto de suceder!- sabrán que había un profeta en medio de ellos. (Ezequiel 33, 33)

  • Los árboles del campo darán sus frutos y la tierra dará sus productos, y ellos vivirán seguros en su propio suelo. Y cuando rompa las barras de su yugo y los libre de las manos de los que los tienen esclavizados, sabrán que yo soy el Señor. (Ezequiel 34, 27)

  • Así sabrán que yo, el Señor, estoy con ellos, y que ellos son mi Pueblo, la casa de Israel -oráculo del Señor-. (Ezequiel 34, 30)


“O Senhor sempre orienta e chama; mas não se quer segui-lo e responder-lhe, pois só se vê os próprios interesses. Às vezes, pelo fato de se ouvir sempre a Sua voz, ninguém mais se apercebe dela; mas o Senhor ilumina e chama. São os homens que se colocam na posição de não conseguir mais escutar.” São Padre Pio de Pietrelcina