Encontrados 175 resultados para: Muerto

  • Todo el que toque, en pleno campo, a un muerto a espada, o a un muerto, o huesos de hombre, o una sepultura, será impuro siete días. (Números 19, 16)

  • Un hombre puro tomará el hisopo, lo mojará en agua y rociará la tienda y todos los objetos y personas que había en ella, e igualmente al que tocó los huesos o al asesinado, o al muerto, o la sepultura. (Números 19, 18)

  • Y vosotros, todos los que hayáis matado a alguno y todos los que hayaís tocado a algún muerto, acampad fuera del campamento siete días. Purificaos vosotros y vuestros cautivos, el día tercero y el día séptimo. (Números 31, 19)

  • Hijos sois de Yahveh vuestro Dios. No os haréis incisión ni tonsura entre los ojos por un muerto. (Deuteronomio 14, 1)

  • Si en el suelo que Yahveh tu Dios te da en posesión se descubre un hombre muerto, tendido en el campo, sin que se sepa quién lo mató, (Deuteronomio 21, 1)

  • Los ancianos de la ciudad que resulte más próxima al muerto, tomarán una becerra a la que no se le haya hecho todavía trabajar ni llevar el yugo. (Deuteronomio 21, 3)

  • Todos los ancianos de la ciudad mas proxima al hombre muerto se lavarán las manos en el torrente, sobre la becerra desnucada. (Deuteronomio 21, 6)

  • Nada de ello he comido estando en duelo, nada he retirado hallándome impuro, nada he ofrecido a un muerto. He escuchado la voz de Yahveh mi Dios y he obrado conforme a todo lo que me has mandado. (Deuteronomio 26, 14)

  • «Moisés, mi siervo, ha muerto; arriba, pues; pasa ese Jordán, tú con todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy (a los israelitas). (Josué 1, 2)

  • Por este motivo hizo Josué esta circuncisión: toda la población masculina salida de Egipto, los útiles para la guerra, había muerto en el desierto, por el camino, después de la salida de Egipto. (Josué 5, 4)

  • Estuvieron esperando hasta quedar desconcertados, porque no acababan de abrirse las puertas de la galería. Cogieron la llave y abrieron. Su amo yacía en tierra, muerto. (Jueces 3, 25)

  • Cuando llegó Baraq persiguiendo a Sísara, Yael salió a su encuentro y le dijo: «Ven, que te voy a mostrar al hombre que buscas.» Entró donde ella, y Sísara yacía muerto con la clavija en la sien. (Jueces 4, 22)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina