Encontrados 400 resultados para: �Cuál

  • quité el reino a la casa de David para dártelo a ti; pero tú no has sido como mi siervo David, el cual observó mis preceptos y me siguió de todo corazón, haciendo sólo lo que es recto a mis ojos, (I Reyes 14, 8)

  • Ajab llamó a Abdías, su mayordomo, el cual era muy temeroso del Señor: (I Reyes 18, 3)

  • En verdad no hubo nadie que como Ajab se prestase a hacer lo que es malo a los ojos del Señor, a lo cual le incitaba su esposa Jezabel, (I Reyes 21, 25)

  • el cual dijo a sus servidores: "Sabéis bien que Ramot de Galaad nos pertenece, y, no obstante, nosotros estamos con los brazos cruzados sin quitársela al rey de Siria". (I Reyes 22, 3)

  • El rey de Israel respondió a Josafat: "Hay todavía uno por medio del cual podemos consultar al Señor; pero yo le odio porque nunca me profetiza cosas buenas, sino cosas malas. Es Miqueas, hijo de Yimlá". Josafat dijo: "No hable así el rey". (I Reyes 22, 8)

  • Al ponerse el sol, corrió esta orden por el campamento: "¡Cada cual a su ciudad, cada cual a su tierra, el rey ha muerto!". (I Reyes 22, 36)

  • Ocozías volvió a enviarle otro capitán con sus cincuenta, el cual fue y le dijo: "Hombre de Dios, el rey ordena que vayas en seguida". (II Reyes 1, 11)

  • Entonces ella fue a contar la cosa al hombre de Dios, el cual le dijo: "Anda, vende el aceite, paga a tu acreedor, y tú y tus hijos vivid de lo restante". (II Reyes 4, 7)

  • Y Eliseo oró así: "Señor, ábrele los ojos para que vea". Y el Señor abrió los ojos del muchacho, el cual vio el monte repleto de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo. (II Reyes 6, 17)

  • Jazael dejó a Eliseo y fue donde su señor, el cual le preguntó: "¿Qué te ha dicho Eliseo?". Respondió: "Me ha dicho que te curarás". (II Reyes 8, 14)

  • Pero al día siguiente Jazael tomó el cobertor, lo empapó de agua y lo extendió sobre el rostro del rey, el cual murió. Jazael le sucedió en el trono. (II Reyes 8, 15)

  • Siguió la conducta de la casa de Ajab, haciendo lo que es malo a los ojos del Señor, como la casa de Ajab, con la cual estaba emparentado. (II Reyes 8, 27)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina