Encontrados 239 resultados para: �estoy

  • Tú me has abandonado -dice el Señor-, me has vuelto la espalda, y yo he extendido mi mano contra ti para aniquilarte: ¡Ya estoy cansado de compadecerme! (Jeremías 15, 6)

  • Habla, pues, ahora a las gentes de Judá y a los habitantes de Jerusalén de esta manera: "Esto dice el Señor: Mirad, yo estoy preparando contra vosotros una desgracia y madurando un proyecto en daño vuestro. Arrepentíos cada uno de vuestra mala conducta, mejorad vuestra conducta, vuestra manera de actuar". (Jeremías 18, 11)

  • Por eso, estoy contra los profetas -dice el Señor- que se roban mutuamente mis palabras. (Jeremías 23, 30)

  • Estoy contra los profetas -dice el Señor- que no tienen más que abrir su boca para proferir oráculos. (Jeremías 23, 31)

  • En cuanto a mí, en vuestras manos estoy: haced de mí lo que queráis y os parezca justo; (Jeremías 26, 14)

  • Porque yo estoy contigo -dice el Señor- para salvarte. Aniquilaré a todas las naciones entre las que te he dispersado. A ti no te aniquilaré; sólo te castigaré como mereces y no te dejaré pasar nada. (Jeremías 30, 11)

  • Sí, después de mi desvío me has arrepentido, he comprendido y me he golpeado el pecho. Estoy humillado, lleno de vergüenza; mi juventud ha sido un escándalo, y ahora soporto las consecuencias". (Jeremías 31, 19)

  • No temáis al rey de Babilonia, a quien tanto miedo tenéis; no lo temáis -dice el Señor-, porque yo estoy con vosotros para salvaros y libraros de sus manos. (Jeremías 42, 11)

  • Tú dices: ¡Ay de mí, pues el Señor acumula en mí penas y dolores! Estoy agotado de gemir y no encuentro alivio. (Jeremías 45, 3)

  • No, no temas, siervo mío Jacob -dice el Señor-, porque yo estoy contigo. Aniquilaré a todas las naciones donde te he dispersado; pero a ti no te exterminaré, aunque te castigaré como mereces y no te dejaré pasar nada. (Jeremías 46, 28)

  • Aquí estoy contra ti, oh insolencia -dice el Señor Dios omnipotente-; ha llegado tu día, la hora de tu castigo. (Jeremías 50, 31)

  • Aquí estoy contra ti, montaña destructora -dice el Señor-, que arrasas toda la tierra. Voy a extender mi mano contra ti, te haré rodar de lo alto de las rocas y te convertiré en monte calcinado. (Jeremías 51, 25)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina