Encontrados 178 resultados para: Altares de Incienso

  • Cuando entres en la habitación matrimonial, toma un trozo del hígado y del corazón del pez y échalos en el brasero del incienso. Dará olor y, en cuanto huela, el demonio huirá para no volver más. (Tobías 6, 17)

  • Tobías recordó entonces las palabras de Rafael. Sacó de su talega el hígado y el corazón del pez y los echó en el brasero del incienso. (Tobías 8, 2)

  • Judit se postró con el rostro en tierra, echó ceniza sobre su cabeza y dejó al descubierto el áspero sayal que llevaba. Era precisamente la hora en que se ofrecía en Jerusalén el incienso de la tarde en el templo de Dios, cuando clamó al Señor así: (Judit 9, 1)

  • Hasta el gorrión ha encontrado una casa y la golondrina un nido donde poner sus polluelos: tus altares, Señor omnipotente, rey mío y Dios mío. (Salmos 84, 4)

  • que mi oración sea como incienso en tu presencia, y mis manos alzadas, la ofrenda de la tarde. (Salmos 141, 2)

  • edificaran altares y templos a los ídolos y sacrificaran a los cerdos y animales inmundos; (I Macabeos 1, 47)

  • El 15 del mes de quisleu del año 145, Antíoco levantó un ídolo repugnante sobre el altar de los holocaustos y edificó altares en todas las ciudades circunvecinas de Judá. (I Macabeos 1, 54)

  • En las puertas de las casas y en las plazas ofrecían incienso; (I Macabeos 1, 55)

  • Matatías y los suyos hicieron incursiones y destruyeron altares. (I Macabeos 2, 45)

  • Quemaron incienso sobre el altar y encendieron las lámparas del candelabro, que iluminaron el interior del templo. (I Macabeos 4, 50)

  • Judas de allí pasó a Asdod, en el país de los filisteos; derribó sus altares, incendió las estatuas de sus dioses, saqueó la ciudad y luego se volvió a Judá. (I Macabeos 5, 68)

  • Una vez arriba, Jeremías encontró una caverna y en ella metió el tabernáculo, el arca y el altar del incienso, y cerró la entrada. (II Macabeos 2, 5)


“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina