Encontrados 86 resultados para: Baal

  • además, el país de los guiblitas y todo el Líbano, al oriente, desde Baal Gad, a los pies del monte Hermón, hasta la entrada de Jamat. (Josué 13, 5)

  • Jesbón y todas las ciudades que están en la llanura: Dibón, Bamot Baal, Bet-Baal-Maón, (Josué 13, 17)

  • Quiriat Baal, es decir, Quiriat Yearín, Arabá; dos ciudades con sus aldeas. (Josué 15, 60)

  • Abandonaron al Señor para adorar a Baal y Astarté. (Jueces 2, 13)

  • Los cinco principados filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los hititas que habitaban la montaña del Líbano, desde la montaña de Baal Hermón hasta la entrada de Jamat. (Jueces 3, 3)

  • Aquella misma noche el Señor dijo a Gedeón: "Toma el toro gordo de tu padre, el de siete años, destruye el altar de Baal que tiene tu padre y corta el cipo que está a su lado. (Jueces 6, 25)

  • Al día siguiente, cuando se levantó la gente de la ciudad, vieron que el altar de Baal había sido destruido, el cipo que estaba junto a él cortado, y el toro gordo había sido ofrecido en holocausto sobre el nuevo altar. (Jueces 6, 28)

  • Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás: "Saca a tu hijo, que lo vamos a matar, porque ha destruido el altar de Baal y ha cortado el cipo que estaba junto a él". (Jueces 6, 30)

  • Joás respondió a todos los que estaban ante él: "¿Os corresponde a vosotros defender a Baal? ¿Sois vosotros los que tenéis que salvarlo? El que tome la defensa de Baal morirá antes de mañana. Si es Dios, se defenderá por sí mismo contra el que ha destruido su altar". (Jueces 6, 31)

  • Aquel día dieron a Gedeón el nombre de Yerubaal, pues decían: "Que Baal se defienda de él, ya que le ha destruido su altar". (Jueces 6, 32)

  • Al morir Gedeón, los israelitas volvieron a prostituirse ante los baales y tomaron por dios a Baal Berit. (Jueces 8, 33)

  • Y le dieron setenta monedas de plata del templo de Baal Berit. Con ellas Abimelec pagó el sueldo a mercenarios y aventureros que le siguieron. (Jueces 9, 4)


“Procuremos servir ao Senhor com todo o coração e com toda a vontade. Ele nos dará sempre mais do que merecemos.” São Padre Pio de Pietrelcina